Masivas protestas propalestinas e incidentes obligaron a suspender este domingo la tradicional vuelta ciclista de España, lo que agravó la ya tensa crisis entre los gobiernos de Pedro Sánchez y Benjamin Netanyahu.
Masiva marcha obligó a suspender la vuelta ciclista y tensó las relaciones entre España e Israel
El gobierno israelí dijo que Pedro Sánchez alentó las movilizaciones. En Madrid pidieron impedir que deportistas israelíes compitan mientras su país siga cometiendo “un genocidio”.
El cruce a nivel gubernamental puso a ambas naciones al borde de la ruptura tras las movilizaciones que se sucedieron en los últimas días contra la participación del equipo Israel-Tech.
El canciller israelí, Gideon Saar, acusó a Sánchez de haber “alentado a los manifestantes a salir a la calle” para detener la carrera. “Sánchez y su gobierno: una vergüenza para España”, escribió en X.
Desde el gobierno español, la respondió la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. “Israel no puede participar en ningún evento mientras siga cometiendo un genocidio”, escribió Díaz, del partido de izquierda Sumar. Además, destacó la suspensión de la prueba: “La sociedad española ha dado una lección al mundo paralizando la Vuelta”.
Por qué se suspendió la vuelta ciclista de España
Un total de 22 policías resultaron heridos con contusiones de diversa consideración por el lanzamiento de vallas y objetos durante los incidentes violentos registrados este domingo en Madrid en las protestas propalestinas en el final de La Vuelta a España, Dos personas fueron detenidas.
Las distintas manifestaciones propalestinas en protesta por la ofensiva israelí en Gaza obligaron a suspender la última etapa de la vuelta ciclista que tenía previsto acabar en la Plaza Cibeles de la capital.
“¡Esta Vuelta, la gana Palestina!”, gritaban los manifestantes propalestinos que impidieron que los ciclistas llegaran a las calles de Madrid para la tradicional última etapa de la prueba.
Poco después de las 18:00 locales, mientras numerosos manifestantes se agolpaban a ambos lados de la Gran Vía, unos pocos retiraron una barrera y entraron en esta avenida turística.
Los policías, desplegados en gran número, se acercaron, pero pronto todas las barreras acabaron derribadas a lo largo de varios metros y una marea de personas invadió la calle.
Tras un ligero momento de pánico, el ambiente se calmó y la multitud, entre la que se encontraban familias, niños pequeños en cochecitos y personas mayores, desfiló por la calle, flanqueada por policías que no intervinieron.
Casi al mismo tiempo, se repetían las mismas escenas en otros puntos de la ciudad. Cerca de la estación de Atocha, los policías lanzaron algunas granadas lacrimógenas, antes de dejar finalmente que los manifestantes marcharan por el recorrido ciclista al grito de “¡Boicot a Israel!”, “¡Esto no es una guerra, es un genocidio!” o “¡No más muertes, de de niños inocentes!”.

