La decisión de Jorge Zurueta de exponer al titular del Ministerio Público de la Acusación se ha convertido en el escándalo institucional por excelencia, eclipsando cualquier otra noticia que pudiera surgir durante la semana en curso. “No se trata de una cuestión política”, asegura el magistrado quien asegura velar por la correcta convivencia de los tres poderes estatales.
El Juez Zurueta sobre Lello Sánchez: "Le hará un daño irreparable al futuro gobierno"
El juez de control visitó por primera vez un medio para explicar los fundamentos de su denuncia penal y jury de enjuiciamiento contra el jefe de los fiscales. Solicitó a los legisladores, incluso al gobernador electo, que tomen cartas en el asunto dada la "incapacidad e intimidación", que el funcionario judicial ha demostrado a lo largo del tiempo.
Su visita a Sobremesa (Canal 2) resultó la primera incursión mediática de este tipo en sus 27 años de carrera y difícilmente será olvidada, especialmente por los trabajadores “alrededor de 40”, según estima, que fueron apartados o debieron renunciar ante la presión de Sergio Lello Sánchez, considerado brazo ejecutor del gobierno provincial.
“Esto no es una cuestión política, no quiero perjudicar de ningún modo al próximo gobierno. Mi cuestión es netamente institucional, quiero hablarle a la sociedad y también a los legisladores, que también tenían conocimiento de lo que estaba ocurriendo… Existe un temor generalizado, abogados litigantes temen que Lello arme una causa en su contra, también colegas jueces ”, describe sobre la posibilidad de que los actores judiciales continúen siendo perseguidos en caso de no accionar como le requieren desde Fiscalía General.
Sobre Zurueta penden tres causas penales, una de ellas data de 2015 aún sin resolver y dos pedidos de jury. En todos los casos afirma que fueron armadas por no respetar los deseos de Lello Sánchez. Para describir el patrón común de persecución, pone de ejemplo la situación de sus colegas: Gastón Mercau, titular del Juzgado de Control Nº1 quien posee dos causas penales abiertas hace aproximadamente un año y Javier Salvatierra, a cargo del Juzgado de Control Nº2, con otras dos causas y un pedido de jury.
Las últimos procesos en su contra procedieron de manera muy parecida a la causa Nallar, abogado condenado a tres años y medio de prisión efectiva por supuesta instigación al delito, en el contexto de protesta contra la reforma constitucional. Ya sea fallando a favor del respeto a la integridad física de los manifestantes o asesorándolos legalmente, ambos letrados obraron de manera que no satisfizo a Lello Sánchez, siendo imputados en tiempos sumamente veloces para el habitual proceder de la justicia local.
Harto de la persecución y convencido de que los jueces no deben ser obsecuente con los designios del poder, Zurueta ha presentado una serie de pruebas “contundentes”, sobre el hostigamiento al que fue sometido ante la Legislatura y el propio Ministerio Público de la Acusación, consciente que en este segundo órgano difícilmente prosperará.
“Lello tiene infinidad de denuncias, una de ellas por violencia de género. Quién lo va a investigar si los fiscales dependen de el. Mi denuncia posiblemente será archivada o no tendrá ningún tipo de trámite”, agregando que caerá en la fiscalía de Walter Rondón o Diego Funes, a quienes caracterizó como “soldados de Lello Sánchez”.
El objetivo de Zurueta es exponer las irregularidades dentro del aparato judicial, poder defenderse en igualdad de condiciones, agotar todas las vías recursivas de ser necesario pero mantener el tema dentro del debate público, entendiendo que “de continuar en ese cargo le haría un daño irreparable al futuro gobierno”.