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La campaña "goebbeliana" de Zigarán

María Zigarán y la táctica de Joseph Goebbels quien fuera la mano derecha Adolfo Hitler utiliza en su campaña proselitista la frase característica que usaba el perverso funcionario alemán: miente, miente, que algo quedara y más la gente lo creerá, esta es su estrategia elegida por esta señora que pareciera que no tiene nada para decir ni para mostrar.

A propósito, en un acto en Alto Comedero, la ministra candidata por el radicalismo de Jujuy, para la elección de medio término del próximo domingo en Argentina, invitó a votar en defensa de la garantía de una educación de calidad con procesos de inclusión y contención social, pero si se refiere a la gestión del gobierno de Jujuy de la que ella es ministra de Ambiente me parece que incurre en una mentira intolerable cuando los propios docentes jujeños están preparando una feria de emprendedores (ya son más de 70 participantes) para mostrar lo que hacen para cubrir sus gastos de fin de mes, ya que sus sueldos en Jujuy son de los más bajos del NOA y mientras ella aprovecha la campaña para prometer educación inclusiva y contención social la realidad es otra.

Las escuelas están en muy mal estado incluso las recién inauguradas como la escuela del Bananal que, tras la última lluvia, comenzó a filtrar agua por el techo armado seguramente con materiales de segunda.

Hay docentes con problemas psicológicos, hay escuelas rurales que están cerrando provocando un triste éxodo de familias que hacen patria y las obligan a abandonar sus tradiciones originarias y ancestrales. La verdad, se enfrentan a una realidad que no admite medias tintas porque mientras su gobierno presume de logros en materia educativa, la vida cotidiana de las aulas y de las comunidades se deteriora y cada día aumenta la preocupación entre padres y madres por la seguridad de sus hijos, por la calidad real de la educación que reciben, por la posibilidad de que los pueblos originarios y las familias rurales pierdan su identidad, al verse obligados a migrar por la falta de certezas y de oportunidades en sus lugares de origen.

Todo eso sucede mientras la voz de Zigarán se eleva para convocar a votar en defensa de una educación, supuestamente de calidad, que contrasta con hechos como la precarización salarial de los docentes, el desfinanciamiento de la infraestructura educativa y la pérdida de escuelas que eran pilares de sus comunidades. Cuando se prometen proyectos de inclusión social parece que se recorta la capacidad de respuesta del Estado ante emergencias sociales porque la burocracia y las políticas de gestión que ella defiende se presentan como avances, cuando en la práctica lo que llega a las aulas y a las casas es una sensación de abandono y de desinversión que erosiona la confianza ciudadana y la dignidad de quienes sostienen con su trabajo diario el sistema educativo.

Se comprende que la promesa de Zigarán de una educación de calidad con inclusión y contención social no alcanza para cubrir años de desatención y de deterioro que ya se volvieron rutina, que generan resistencia y enojo porque no es solo una cuestión de discurso sino de resultados concretos y verificables, en ese marco la gente pregunta ¿por qué mientras la candidata habla de inclusión social y de una educación que se sostiene en derechos la realidad de las escuelas rurales de Jujuy y de las comunidades que las sostienen,es otra?

En la campaña de Zigarán por el radicalismo de Jujuy para la elección de medio término se escucha un discurso que promete educación de calidad con inclusión y contención social pero cuando se revisa la realidad de Jujuy surgen preguntas: ¿qué evidencia respalda esas promesas? ¿Qué medidas concretas se han implementado en educación qué porcentaje de mejoras se atribuye a acciones propias o a factores externos? ¿qué costos presupuestarios y sociales están contemplados? sSi se mira la gestión del gobierno de Jujuy donde ella es ministra de Ambiente y no de Educación se advierte una brecha entre el tono de campaña y la ejecución concreta en áreas críticas como salarios docentes infraestructura escolar y sostenibilidad de proyectos educativos .

Esto alimenta la sospecha de que hay promesas atractivas pero con escasa vinculación con resultados verificables para que un votante evalúe con claridad es necesario contrastar lo dicho con datos oficiales por ejemplo saldos de presupuesto, planes de reparación de escuelas, cifras de inversión en infraestructura, estadísticas de rendimiento educativo y testimonios de docentes y familias que permitan distinguir entre narrativa electoral y respuesta institucional real.

Zigarán plantea una idea de progreso sin un horizonte de concreción y resultados medibles y en ese marco surge la pregunta clave: ¿qué evidencia sustenta cada afirmación? ¿Qué fuentes respaldan las promesas? ¿Qué porción de la mejora se atribuye a la acción gubernamental y qué factores externos influyen si la respuesta se limita a slogans sin datos verificables?

La gente tiende a desconfiar y eso se traduce en una fatiga cívica donde el elector ya no distingue entre discurso y realidad. Esa desconfianza es un obstáculo para el debate informado, sin embargo, un análisis responsable no debe quedarse en la desconfianza sino en la exigencia de claridad por ello la audiencia debe buscar indicadores de cada proyecto y resultados medibles en educación y en otras áreas para entender si las promesas son alcanzables o simplemente aspiraciones políticas que requieren más que palabras para volverse realidad.

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