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Dónde estaba el prostíbulo que se cerró en Jujuy y qué rol de cada integrante de la banda

Tres mujeres fueron condenadas por trata de personas con fines de explotación sexual. Cada uno cumplía un rol específico dentro de la organización que tenía su prostíbulo en la zona sur de la capital jujeña.

  • Se conocieron mayores detalles del prostíbulo desmantelado en San Salvador de Jujuy.
  • El mismo se encontraba ubicado sobre Avenida Párroco Marshke en la zona sur.
  • Además, se informó sobre el rol que cada una de las condenadas realizaba.

Conocido el fallo sobre tres personas acusadas de regentear un prostíbulo en San Salvador de Jujuy, para el cual captaban a mujeres con falsas promesas de trabajo, se conocieron mayores detalles en la manera de operar de la banda.

Además, se estableció que el domicilio donde mantenían a las víctimas se encontraba ubicado sobre la avenida Párroco Marshke al 2700, en la zona sur capitalina.

De las investigaciones realizadas por los sabuesos, se pudo saber que las tres acusadas tenían roles muy activos en el hecho y que cada una cumplía con diferentes directivas.

La captación estaba a cargo de Soledad S. a través de las redes sociales, por donde contactaba a sus futuras víctimas a partir de ofertas laborales falaces, y que luego las alojaba en el inmueble de San Salvador de Jujuy, sobre Avenida Párroco Marshke Nº 2766 en donde eran obligadas a realizar actividades de índole sexual, lo cual redituaba en una ganancia para la organización.

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Imagen captura Google Maps.

Imagen captura Google Maps.

El fiscal dijo que el rol de Guadalupe S. y Camila Z. comenzaba en ese domicilio cuando recibían a las víctimas y continuaba con la supervisión de la explotación sexual. Ambas recibían a los clientes, los hacían ingresar a las habitaciones en donde estaban las víctimas con quienes iban a mantener relaciones, entregaban los profilácticos y les cobraban.

Soledad S. era quien se contactaba con los clientes y determinaba el precio, y luego informaba de ello a Camila Z. y a Guadalupe S. para que cumplieran su rol en el lugar de explotación.

Esta situación se daba prácticamente todos los días, ya que había un ingreso permanente de hombres en el lugar, los cuales permanecían 15 o 20 minutos, y que ese acceso era controlado, ya que existía un acuerdo previo para poder ingresar y mantener relaciones sexuales con las víctimas. Había tres víctimas alojadas en el lugar, que no podían salir.

El caso se inició por dos vías casi simultáneas: una denuncia anónima que se recibió en el Comité de Lucha contra la Trata de Personas, en la que se brindaron datos del lugar de la explotación y se mencionó que había mujeres ejerciendo la prostitución; y una denuncia en el Ministerio de la Acusación de la provincia, realizada por dos de las tres víctimas.

Los elementos recogidos inicialmente permitieron que la fiscalía requiriese tres órdenes de allanamiento, que fueron dispuestas por el Juzgado de Garantías. El primer procedimiento fue realizado en el domicilio particular de Saravia; otro se llevó a cabo en el de la madre de la imputada, que es contiguo al primero; y el tercero, en el lugar de explotación.

El último allanamiento permitió corroborar que en el lugar se encontraba la tercera víctima, que fue hallada con un cliente durante un acto de explotación sexual.

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