Las drogas reinan en todos los barrios capitalinos y empezaron a hacer estragos en localidades donde antes uno no esperaba encontrarlas, como Las Pampitas, donde quienes consumen asolan a los vecinos.
En el barrio Tupac Amaru de Alto Comedero está la institución “Por una vida sin adicciones”, cuyos integrantes aseguran que hay más consumo y menos acción, por lo que presentaron un anteproyecto, además de exigir que el gobierno se inmiscuya en la lucha contra esta problemática.
“Se trabaja con los padres, en esta copa de leche, con muchos chicos que necesitan el ante proyecto, necesitamos que salga, que haya viabilidad en toda esta situación, para que podamos tener resultados efectivos, porque corre peligro la vida de muchos chicos”.
“Esto nos duele mucho como ciudadanos. El flagelo está por todos lados”.
“La idea de la asociación es fortalecer a la familia, que es la que más sufre. Tenemos que ser fuertes para ayudar a las personas con adicciones. La idea es ayudar desde donde estamos y hacer diferencia. Hay más consumo y menos acción”.
“Fue muy difícil aceptar que tengo dos hijos con adicciones; pensaba que era llevarlos al médico que les den una pastilla y se componían, y entendí con el tiempo que es un proceso largo que no quería que pasen otras madres. Quería darles fortaleza ayudándolas con mi experiencia”.
“Cuando uno empieza a trabajar en el tema de adicciones encuentra muchas personas como Susana, que padece las mismas adicciones, Lourdes, mucha gente que conozco, que sirvieron de gran apoyo en muchas cosas que hicimos”.
“Los chicos del barrio también concurren. La idea es que el barrio sepa que hay un lugar y que pueden concurrir sin discriminar. Pasaron muchas situaciones; el exilio y la discriminación ayudan muchas veces a llegar al consumo”.
“La plata sale del bolsillo de cada uno porque el Estado no te da nada. Nunca les dio un peso, está ausente y necesitamos que aparezca”.
