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Qué debe aprender el gobierno de la crisis de los camiones

El reto irritante del gobernador Gerardo Morales a los camioneros fue reemplazado por una instancia de diálogo. Las soluciones que aún están pendientes.

  • Luego de un mes, se distiende el conflicto entre el gobierno y los camioneros.
  • El gobernador llamó a los transportistas y hay predisposición en ambos.
  • Restan conocer los protocolos y el cuidado de los choferes.

Tras un mes de conflicto, discusiones públicas y un chofer infectado con coronavirus, hubo fumata blanca entre el gobierno de la provincia y al menos un sector de las empresas que llevan a Jujuy productos tan esenciales como alimentos y artículos de limpieza.

El cónclave fue en el salón principal de la ciudad cultural, la nueva sede del gobierno que conduce Gerardo Morales.

Allí la cara visible de los transportistas fue el vicepresidente de la Cámara que nuclea a las empresas, Héctor Burgos. Junto a él, propietarios de emprendimientos con flotas de más de 30 camiones se sentaron a hablar con Morales, su joven ministro de producción, Exequiel Lello Ivacevich y otros funcionarios.

De ambos lados hubo un mensaje común: el de la buena predisposición.

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Sin embargo, a raíz de la dimensión pública que tomó el tema, restan conocer los detalles del trabajo conjunto que presuntamente han iniciado empresarios y gobierno.

El tema tiene una particular sensibilidad por cuestiones materiales. 10 mil camiones al mes llegan a provincia con carnes, lácteos, artículos de limpieza, harina, insumos para la producción, repuestos, entre los productos más cotidianos. Y los traen desde las zonas del país donde la circulación de COVID 19 se acerca a su pico.

Corresponde entonces que el gobierno informe con claridad cuáles son los protocolos que de ahora en más las empresas tendrán que hacer cumplir a sus empleados. Esto es así porque, más allá de los intereses comerciales de quienes hacen los fletes, hay una sociedad que merece certezas sobre la manera en que se controlará a potenciales transmisores del virus.

Por otro lado, si es que hubo compromiso de dejar de cobrar los 1.500 pesos de los testeos rápidos, el gobierno debería informar cómo financiará ese costo, que en cálculos rápidos era de 15 millones de pesos mensuales. Y de paso ¿cuánto paga el gobierno por esos tests? ¿A quién se los compra?

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Si el primer paso para la comunión se dio con las empresas locales ¿Qué pasará con las empresas radicadas en el centro del país que también trasladan producción a Jujuy?

Las respuestas a estas preguntas aparecerán si es que hubo un aprendizaje de una crisis que fue evitable.

Los detalles de los protocolos para los camioneros podrían haberse pensado en el ministerio de desarrollo económico un mes atrás, cuando el Comité Operativo de Emergencia ideó el plan Fronteras Seguras, creando un fenomenal cuello de botellas en el control de Pampa Blanca, en el límite entre Salta y Jujuy.

No se hizo y esa autocrítica probablemente nunca se escuche en los informes estelares de Morales y sus funcionarios en el COE. Pero al menos debería servir para que haya un baño de humildad en la Ciudad Cultural y que el reto marketinero no sea lo único que domine el discurso del gobernador.

Los empresarios, una vez más, dejaron trascender su molestia en privado pero tras el encuentro con Morales volvieron a cerrar filas.

Toman como un hecho natural que el periodismo independiente visibilice sus problemas, pero no logran advertir que sin una actitud transparente atentan contra los mismos que los terminan ayudando.

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