- Cada 0,35 días un funcionario renuncia a su cargo; el primero en dar un paso al costado fue el subsecretario de medios Eduardo Roust, apenas duró una semana.
- El ministerio de Infraestructura fue disuelto sobre la marcha tras la renuncia de Guillermo Ferraro, dejando solo 8 carteras tras la absorción de Interior.
- Existen funcionarios que incluso renunciaron antes de ser designados formalmente.
"Gabinete a nuevo en seis meses", Milei suma más de 50 renuncias durante su gestión
Los movimientos en la nómina de personal que acompaña al presidente de la Nación no se detienen, incluyendo las dimisiones de un par de ministros, varios secretarios y decenas de funcionarios de tercera línea. El área más crítica es Capital Humano, donde ya pasaron cuatro subsecretarios de Trabajo en menos de 180 días. Caprichos de mandatario, disputas de poder, gestos amenazantes, los motivos para el enroque de nombres abundan.
A ningún residente que siga de cerca la coyuntura política argentina le debería extrañar la habilidad de Javier Milei para remover a ministros, secretarios, directores, gerentes y coordinadores de sus funciones sin ponerse colorado. La falta de una estructura tradicional que lo respalde se advierte en cada publicación del boletín oficial donde se lee "...RENUNCIA AL CARGO..." precedida del nombre. El hecho de haber incorporado tantos miembros del PRO y algún otro espacio minoritario dentro del organigrama para garantizar cierto nivel de gobernabilidad, ha terminado por debilitar o al menos volver difusa la columna vertebral de conducción estatal.
Como aplicando el método científico, desde el pasado 10 de diciembre se inauguró una especie de prueba y error, tratando de hallar el recurso humano acorde a las pretensiones del exigente mandatario y por extensión de su hermana, la secretaria general de Presidencia, Karina Milei o como la apodan en el círculo más cerrado "La Jefa".
El ascenso libertario al poder nacional implicaba un cambio paradigmático en las estructuras tradicionales de gobierno. Como se aprecia en un recordado video viral, al grito de "¡Fuera!", Javier Milei comprimió los 22 ministerios existentes durante la gestión de Alberto Fernández hasta llegar a los 8 actuales, sin contar las tres áreas que ganaron recientemente el rango ministerial, siendo estas la Secretaría General de la Nación al mando de la virtual primera dama, Secretaría de Prensa administrada por el ex periodista de La Nación Eduardo Serenellini y la Subsecretaría de Vocería del conferencista Manuel Adorni.
Oficializada la renuncia de Nicolás Posse y confirmado el enroque con Guillermo Francos, una nueva restructuración, inédita se avecina. Ya había sido bastante revolucionario compactar Trabajo, Educación y Desarrollo Social bajo la órbita de Capital Humano, ahora se suma la desaparición del Ministerio del Interior, que seguirá siendo administrado por el flamante jefe de Gabinete.
De esta manera el otrora hombre de confianza de Milei se va por la puerta de atrás, similar a lo acontecido en febrero con el ex titular de Infraestructura Guillermo Ferraro, quien habría filtrado conversaciones sensibles realizadas en el seno ministerial. Aunque no fueron detalladas las faltas de Posse, es vox populi que la relación con los hermanos Milei se había deteriorado en el último mes, incluso los medios de prensa críticos hablan de espionaje y vigilancia. Como fuere este hecho desembocó en una contracción nunca antes vista del Estado Nacional, como fue descripto líneas arriba, hasta llegar a 8 carteras, recordando que con la partida de Ferraro, Infraestructura pasó a ser una secretaria dependiente del super ministerio de Economía que dirige Luis Caputo.
Pero la novela de despidos y renuncias no hace solo empezar en la primera línea: el personal subalterno, desde secretarios, subsecretarios, coordinadores, gerentes, directores, incluso presidentes de organismos descentralizados han sido desterrados con frecuencia durante los últimos 172 días de gobierno, muchas partidas envueltas en escándalo. En su defecto numerosos agentes que han optado por dar un paso al costado, de cualquier modo acumulando una lista de cambios sin precedentes para la administración pública.
Un relevamiento periodístico de JujuyalMomento pudo confirmar que el número final de renuncias entre funcionarios de primera, segunda y hasta tercera línea de jerarquía asciende en la actualidad a 56, siendo el ex subsecretario de Medios Eduardo Roust el primero en dirimir, cuando solo habían transcurrido siete días desde el acto de asunción presidencial, seguido del director de Comunicación Nacional, Juan Caruso quien lo hizo dos días después.
En algunos casos los motivos fueron dados a conocer, Roust por ejemplo no se sintió apto para la velocidad que la función le exigía. La diferencia de criterios fue otra justificación recurrente como ocurrió con Cristian Sedam, quien debía gerenciar la empresa del estado que producía contenidos audiovisuales, en completo desacuerdo con el ajuste que proponían los libertarios, también ocurrió con el secretario de Defensa Carlos Becker o el director Nacional de Registros del Automotor Rodrigo Puértolas, área sobre la que se espera una profunda reestructuración por efecto del DNU N°70/2023, "Bases para la reconstrucción de la economía argentina".
La cartera que conduce Sandra Petovello, a la fecha, registra la mayor cantidad de renuncias/despidos acumulando 14, aunque reviste cierta lógica siendo el órgano gubernamental que más expandió su ámbito de injerencia desde la reforma que dispuso Milei al asumir, mismo caso con Economía con 11. En el extremo opuesto aparece Defensa donde Luis Petri solo tuvo una baja.
SALIDAS CONFLICTIVAS
Hubo episodios de renuncia en medio de extrema controversia, por caso las presiones que habrían recibido el ex director nacional de Acuicultura, Guillermo Abdala Bertiche y el director de Control y Fiscalización Pesquera, Julián Suárez. Ambos revelaron un llamado desde Cancillería en actitud amenazante para intervenir ante las faltas cometidas por el barco Tain An, quien sin autorización previa se encontraba pescando las codiciadas truchas negras en un área prohibida, a los fines de congraciarse con el propietario. Pablo Ferrara Raisberg, por entonces coordinador general de Cancillería fue señalado como el responsable de presionar a sus colegas. Los tres presentaron sus renuncias en marzo una vez que el escándalo ganó mayores proporciones.
De los nombres que se fueron en malos términos, los más sobresalientes son Omar Yasín, ex secretario de Trabajo expuesto por el propio Javier Milei de haber permitido que los funcionarios se aumenten los salarios en tiempos de austeridad. Caso similar al del ex presidente del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) Juan Manuel Troncoso quien se apartó en mayo luego de intentar un incremento salarial que fue tajantemente rechazado por sus superiores.
DURARON POCO
Otras funcionarios quienes pasaron de manera fugaz por la función pública fueron: la secretaria de Prensa Belén Sttetler, del riñón del asesor Santiago Caputo, abandonó el cargo menos de 20 días de iniciado el proyecto libertario sin dar mayores explicaciones. Unos días antes Juan Caruso había hecho lo propio, dejando en claro lo difícil que sería el apartado de comunicación y administración de medios públicos desde la génesis de gobierno.
El subsecretario de la Pequeña y Mediana Empresa, Daniel Ibañez solo estuvo 35 días en su cargo, mientras que el secretario de Coordinación Legal y Administrativa, Ricardo Daniel Spartano lo superó acumulando solo 9 días en funciones. Entre los hechos más insólitos, Sergio Falzone, subsecretario de Energía que culminó su vínculo en abril, tenía la fecha de caducidad y hasta el nombre de su reemplazante en el decreto de designación.
El Subsecretario de Políticas Sociales, Pablo Rodrigué y su colega subsecretario administrativo, Agustín Sánchez Sorondo, ambos cargos dependientes del Ministerio de Capital Humano renunciaron en febrero, incluso antes de obtener el correspondiente nombramiento.