El “Negro” Alliers se llevó un pedazo del alma de Zapla
Otro “Merengue” por adopción y sentimiento, dejó un vacío en el vestuario en donde en su época de “Mounstro” transitaba junto a los caballeros de guantes blancos de aquel Altos Hornos Zapla de 1974. La melancolía invadió los corazones de los que te vieron jugar, con esa fiereza pero con la lealtad por defender esa camiseta que aprendiste a amar, desde que viniste con Lazarte de tu Tucumán natal.
Las historias son así, algunos pasan sin pena ni gloria, pero algunos como vos, sin saber los designios de Dios, llegan para quedare para siempre.
José Manuel Alliers, “El negro” para los fanáticos de la ciudad siderúrgica que también aprendieron a quererte, algo que era muy fácil sentir, por que como persona trascendiste hasta atravesar los muros del Estadio La Tablada, en donde Gimnasia de Jujuy jugaba sus partidos por el Nacional 70 que consiguió para el fútbol jujeño y al que te invitó para que seas parte de la fiesta, una vez consumada la clasificación.
Corrían mediados de 1970, cuando llegaste contratado por Altos Hornos Zapla, junto a otros como “El Negro” Salazar, Zapata, “El Loco” Morongiu, Caballero y el “Repatriado” Villagra que estaba jugando en San Martín de Tucumán. Luego vendría un emblemático técnico como “El piojo” Yudica para armar ese legendario equipo que los viejos hinchas se saben de memoria.
Antes había que cumplir con “Los lobos” de Gimnasia y Esgrima - clásico rival de la Liga Jujeña- los que no dudaron de convocarte como refuerzo, porque para entonces, ese estilo de futbolista aguerrido había conquistado a los dirigentes de la institución de la calle Lamadrid.
Hablando con algunos jugadores del lobo del 70, sabían contar que fuiste un gran marcador de “Presa”, que no dabas por perdida ninguna pelota, que ibas fuerte a cada esférico dejando el alma pero sin mala intención y con una proyección notable cuando había que pasar al ataque. Pero, por sobre todo, ponderaban tu persona de bien, tu responsabilidad en cuanto a disciplina, que eras un tipo agradable por tu simpatía por tus chistes en el vestuario, que te hizo adaptarte rápidamente al grupo.
Hubo varios partidos que en Gimnasia de Jujuy recuerdan tus ex compañeros, como por ejemplo cuando hubo que enfrentar a Atlético Tucumán que comandaba en la cancha “El Dios” Julio Ricardo Villa o un partido ante Estudiantes de La Plata en encuentros jugados en el viejo estadio de la Avenida Córdoba.
Hasta que hubo que volver a casa, para continuar tu derrotero en el club de tus amores y sobre todo, para sumarte a ese grandioso equipo conducido por “El piojo” Yudica en el 74, en un “Campañón” dentro de las páginas doradas del “Merengue”.
Todavía nos parece escuchar por los parlantes del estadio la formación de la voz que la propalaba: ¡Coronel, Romero, Ferraro, Confesor, Alliers, Meija, Baigorria, Cristofanelli, Gómez, Luñiz, Raffo, Biassini, Sánchez, Diplácido, Caputo, Feito DT. José Yudica!
Fue una de los icónicos planteles que Zapla supo dar, para beneplácito del Coronel Emilio Fabrizzi, quién soñaba con grandes participaciones por lo que tanto luchó.
Querido “Negro” Alliers, nos quedamos con tu figura de “Tucumano” guapo de mil batallas como antes de llegar al Nacional 74, en el 73 tuvieron un duelo con Gimnasia y Esgrima quienes disputaron dos finales con sendos empates 0 a 0 y 1 a 1. La tarde de los penales en la que Feito anotó para Zapla y el arquero Coronel le atajó al “Bombacha” Salinas para clasificar al “Merengue” a su primer Nacional.
Quisiera cerrar acá con el último recuerdo, cuando ya se venía la hora del retiro, jugando para Juventud Celulosa, ya con mucha experiencia y mucha más voluntad, a pesar de los años transcurridos. Era como ver a un viejo guerrero que quería retirarse como vivió: peleando.
Porque a vos nadie te regalo nada, si hasta tuviste que aguantar que tu esposa, conocida como la “Negra” Alliers, te dijera algunos improperios desde la tribuna con esa vos chillona e inconfundible gritándote ¡Vamos, Vamos Alliers!.
Una vez retirado de la actividad, le pusiste el hombro a tu club Zapla, ya como director técnico, así fuera en las inferiores, para volcar toda tu sapiencia, pero siempre con modestia y pasión cuando hablabas con los periodistas de fútbol.
Eras otra persona, los que te conocimos no te podremos olvidar porque como dijo un filósofo de las canchas: Hay una lesión más grave que una pubalgia, que un desgarro, tibia y peroné. Esa lesión se llama amnesia….Por eso hasta cada momento cuando la nostalgia y la emoción nos convoquen, querido “Negro” Alliers.