Los propietarios de este departamento de 150 metros cuadrados con diseño minimalista son una pareja que vive entre Barcelona y Bélgica. Querían un departamento moderno, respetando algunos elementos originales de entonces. “Dado el estado bastante deteriorado del departamento, las puertas y las ventanas tuvieron que ser reconstruidas”.
Diseño minimalista: introduce elementos vintage en espacios modernos
¿El secreto para el diseño minimalista? elegir piezas modernas, no abusar del color y mantener espacios abiertos.
Otro aspecto que recuerda a esa década gloriosa es el amplio vestíbulo que diseñaron con molduras clásicas. El dorado de ciertos detalles, o los baños con grifos modernos pero con una estética vintage, nos recuerdan a los años 40.
El diseño del espacio está repartido en dos habitaciones, un vestíbulo grande, un estudio, dos baños, una cocina con isla, y una gran sala-comedor. “Intentaron abrir al máximo todas estas áreas para lograr una mejor comunicación entre los espacios y dar una sensación de amplitud”, prosigue, aún en la entrada.
Dos ventajas: un espacio cuadricular y mucha luz natural
Originalmente el departamento estaba dividido en muchas secciones con una distribución anticuada. Sin embargo, al encontrarse en la esquina del edificio con una ubicación privilegiada y ventanales bien orientados, el espacio se siente grande y permeable. Gracias a esto, el departamento goza de una luz excepcional durante todo el día.
Desde cualquier punto del departamento podemos ver las copas de los árboles del parque, lo cual han aprovechado al máximo. Si nos fijamos con detenimiento, las cortinas translucidas y hasta el tono del piso son un claro exponente de elegancia en textil: no se nota su presencia y cumplen su función.
Además, la filosofía de los propietarios era conservadora así que buscaron modificar tan solo lo mínimo indispensable. “En realidad, tiraron pocas cosas, la estructura quedó muy similar a la original, pero la cocina era especialmente laberíntica, así que optaron por abrirla y agregarle isla”.
El piso crea una separación visual
"En general, podemos apreciar un piso de roble color neutro que juega con el contraste de baldosas de la cocina y el baño”. Las puertas transparentes generan la impresión de un único espacio diáfano, por lo que ayuda a delimitar y destacar zonas sin la necesidad de levantar muros verticales que estorben visualmente, creando así un diseño minimalista.
"La apuesta por uno u otro piso no solo tiene que ver con cuestiones estéticas sino también con la resistencia y el mantenimiento. Un consejo: la mejor transición entre dos pisos es la que se hace de manera limpia, sin juntas ni otros adicionales. Termina el mosaico y empieza la madera", aconseja un arquitecto.
Así, el piso de la cocina rinde tributo al clásico estilo de la Ciudad Condal: azulejos de distintas tonalidades y dibujos. En el baño principal, las baldosas dibujan unas líneas de color verde en diagonal que combinan con el color protagonista en toda la casa. Eso sí, en ambos casos los tonos seleccionados son muy afines a los de la paleta de colores: ocres, mentas, teja…
La naturaleza en el interior:
Con estos tres simples trucos, Sergi Pons consigue estar al día con las tendencias del diseño actual que buscan una conexión más cercana con la tierra. ¡Apunta!
1. Materiales nobles
La madera de roble en el piso también la usaron en la cocina, y está elaborada por artesanos locales. “Por otro lado, las en paredes y techos de todo el departamento utilizamos el estuco de cal, un material natural que deja que los muros transpiren". Nosotros podemos confirmar que efectivamente, este acabado tiene un efecto acogedor. Y los muebles de madera se encargan del resto.
2. Una paleta de tonos verdes, crudos y tostados
“Han optado por el verde grisáceo en puertas, ventanas exteriores, puertas acristaladas, armarios y radiadores. ¡Ah, y en el sillón de terciopelo del estudio! Este toque de color contrasta con los tonos orgánicos de las paredes y los techos, y con los cálidos del roble natural, pero se integra perfectamente”, afirma.
Todo se encuentra dentro del mismo esquema cromático que podríamos encontrar en un campo del Empordà. También en el sofá, en las alfombras, en los muebles… Incluso en el amarillo luminoso del los cojines y lámparas del dormitorio, que recuerda una tarde de verano, o el ocre del cuadro de Mariona Espinet, por ejemplo. Nada está al azar, y la coherencia desenfadada es la que define esa excelencia nada presuntuosa.
3. Plantas y más plantas
En este punto, cualquier planta funciona. Le da un aire alegre al espacio, genera un ambiente relajado y, por si fuera poco, llena de vida. Pero requieren dedicación, especialmente que sepas qué cuidados requieren, considera las macetas como parte de la decoración y te atrevas a jugar con los tamaños y las formas.