La ansiedad es una enfermedad mental que se ha convertido en una preocupación en los últimos años.
Tener ansiedad y comer, un problema que crece en la sociedad actual
Dos profesionales jujeñas, nutricionista y psicóloga, hablaron del trastorno de la ansiedad y su particular relación con la ingesta de alimentos. Expusieron detalles sobre cómo una acción desencadena en la otra y brindaron recomendaciones al respecto.
Influye en un gran porcentaje de individuos ya que las redes sociales y la pandemia del COVID-19 aumentaron los factores para experimentar ansiedad; esta enfermedad mental se ha hecho presente en niños, adolescentes, adultos y personas mayores.
Pero este problema puede estar íntimamente relacionado con los alimentos. Así nos encontramos con “la ansiedad por comer ”, un trastorno vinculado a una necesidad incontrolable de ingerir alimentos, a menudo poco saludables, como dulces o carbohidratos refinados, que puede conducir a problemas de salud a largo plazo.
Para abordar en profundidad el tema, Radio 2 recibió la visita de Brunela Giordano, licenciada en nutrición y diplomada en trastorno de la conducta alimentaria y la obesidad; y Virginia Rodríguez, licenciada en psicología y diplomada en trastorno de la conducta alimentaria.
Rodríguez: “Cuando pensamos en la palabra ansiedad, hoy está en auge. Hoy estamos en un estado ansioso. Es importante poder desmitificar que cuando hablamos de ansiedad, hablamos de un estado patológico. Hablamos de algo normal y que forma parte de la vivencia humana. Es necesario trazar y separar las aguas de que una cosa es experimentar la ansiedad como algo cotidiano de la vida y la ansiedad como un estado psicopatológico, cuando nos damos cuenta que algo cruza la línea, cuando afecta mi vida diaria y afrontamos un obstáculo, allí se construye otro síntoma y estamos en otro campo”.
“Hoy por hoy cuando hablamos de ansiedad se cree que es una mala palabra, sin embargo es una emoción tan normal como la alegría, la tristeza, entonces un primer paso es registrarla y saber cómo uno la experimenta, por ejemplo comerse las uñas, mover los pies, allí nos encontramos manifiestamente con algo de la ansiedad. También puede manifestarse con el insomnio y la falta de sueño, allí entramos en otro capítulo que es la higiene del sueño”.
“Alimentarse es un comportamiento humano más y por lo tanto no lo podemos pensar como enajenado de la vivencia subjetiva, también está teñido y tamizado por las emociones. Entonces la alimentación también puede pensarse como una compensación, como algo que viene a calmar y a tranquilizar ”, expuso la profesional sobre la relación de la ansiedad y la comida.
Giordano: “Es uno de los últimos temas, de los nuevos en el área nutrición, en donde se estudia este trastorno de ansiedad como una comorbilidad y un episodio de atracón o picoteo que son los más comunes de ver. La ansiedad es un factor interno que influye o puede desencadenar en el atracón de comida o se retroalimenta, cuando comemos podemos pensar en cuestiones que generan ansiedad ”.
“También está el tema de los cuerpos delgados como sinónimo de éxito y felicidad, creencias estéticas que también pueden llevar a la ansiedad y uno buscando soluciones rápidas acude a dietas fáciles, estas restricciones llevan también a grandes atracones. Esto desencadena por ahí en malestares físicos porque hace atracones cuando ni siquiera tiene hambre, entonces hay que tratar de identificar cuando es hambre real y cuando por ansiedad”.
Relación entre ansiedad y comida
Rodríguez: “No es que es una regla simple, cada persona tendrá sus propios mecanismos sobre cómo compensar la experiencia ansiogena, algunas personas tendrán atracones, otras una alimentación desorganizada, como el picoteo y otras formas de alivianar esa situación de ansiedad. Ahí está la trampa, es un circuito, una persona experimenta ansiedad y eso deriva en conductas compensatorias y termina generando más ansiedad. Por ejemplo, tuve un problema en el trabajo, llegué a la casa y me comí todo, pero no me calmé y me encontré más ansioso a partir de esa situación, sumado a la culpa, entonces es un circuito que se va retroalimentando. Y la conducta es una suerte de placebo, suponemos que calma la ansiedad y la alimentamos".
¿Los jóvenes, lo más afectados por la ansiedad?
Rodríguez: “Es importante aclarar que vivimos tiempos complejos y desafiantes, donde la competitividad y exigencias están a flor de piel y los tiempos están híper-acelerados, son épocas que han cambiado y se modificaron formas de vida. Entonces, se pueden ver afectados desde niños hasta adultos mayores, no es que es algo privativo de cierto grupo de personas. Todas las generaciones experimentan ansiedad, la clave está en saber en qué grado y si esa persona busca mecanismos de compensación o no”.
Giordano: “Creo que la diferencia en las épocas es que ahora se está poniendo nombre y visualizando más que antes. Obvio que un niño lo puede experimentar, cuando le esconden alimentos o recibe comentarios del cuerpo, pueden llevar al atracón”.
Cómo se debe actuar
Rodríguez: “En ciertos momentos, donde nos damos cuenta de la situación, es necesario buscar ayuda, uno va a terapia para vivir bien y más plenamente. Esa puede ser una alerta para tomar una decisión en la vida. La ansiedad en sí misma no es mala, por experimentar un poco de ansiedad estamos en una patología y busca ayuda, tiene que ser cuando eso me limita la vida”.
Giordano: “Lo primero que se hace es preguntar cómo es la alimentación, las comidas por día. Lo importante es regular los horarios de comidas y la calidad de alimentos para que esta persona pueda sentir algo de saciedad, que sepa identificar realmente cuando tiene hambre y pueda elegir alimentos para saciar y evitar picoteos o atracos”.