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Y la pelota se hizo satélite…

Todo tiene que ver con algo tan maravilloso y amplio como el futbol, es pasión, la excelsa preparación física y siempre el limitado aprendizaje técnico.


Que la física estuviera de por medio era una certeza, aunque lo pudimos reafirmar en la “conferencia teatralizada” que se concretó el viernes último en el estadio de la Federación de Basquetbol.

Docentes, instructores de escuelas, niños,  directores técnicos, periodistas y hombres de fútbol, se dieron cita para escuchar algo innovador y relevante  para los que simplemente vemos, enseñamos y queremos al futbol.

Es que aquella obra del ingeniero José Gallo, junto a la teatralización de Eduardo Santamaría, explicaron con certidumbre y entretenidamente las cosas desde una óptica que, tal vez ningún hincha piensa o que los que saben normalmente no toman en cuenta.

Es  que la física se revela también en cualquier acción de juego, aunque parezca una verdad de Perogrullo.  Si uno se pone a hablar puntualmente de las leyes de Newton, la primera habla de que un cuerpo que permanece en reposo, siempre y cuando no haya una fuerza modifique su estado. Es como si el “pelado” Silva de Lanús llegara a la pelota con el propósito de “aguantarla”. Sin embargo, una marca férrea lo aprieta y lo choca, cuestión que hace que su verticalidad sufra un inevitable empuje que lo desplaza.

Cada situación, no sólo contaba con la actuación e interacción con el público, sino que en la práctica tuvo como colaborador al ex jugador de Gimnasia y la Selección paraguaya, Carlos Morales Santos.

Luego fue el momento de explicar cómo se produce en la segunda ley de Newton; el cambio del movimiento motriz, que es directamente proporcional a la fuerza del cuerpo. Todo llevado a la práctica por algunos voluntarios que demostraban que la aceleración o intento de “despegar” en un trote  o “pique”, obedecían a la fuerza que llegaba desde el impulso hacia la progresión hacia adelante. Imagínese  a su jugador favorito en medio de un freno obligado, para luego salir en velocidad de repente.

En la tercera ley que uno puede ver cuando dos futbolistas van a disputar una pelota, entonces las fuerzas o acciones van hacia un mismo punto, siendo iguales pero dirigidas por ambos en sentido contrario. En esos choques, yendo a la acción propiamente dicha, los jugadores rebotan sin perder el objetivo del balón, como puede terminar en una acción confusa, que los hinchas asienten con un gesto de asombro, sin entender lo que queda expuesto.

Otro ejemplo lo demostró Jairo Morales Santos, con un envío que llegó por elevación y que el “durmió” serenamente con el pie y también con el pecho.

Lo cierto es que aprendimos que por algo Pasarella tenía razón cuando manifestó que la pelota no dobla, porque la pelota cae por la gravedad (por ello, si se jugara en la Luna todo sería a otro ritmo  por su falta de gravedad)

Todo se cerró con una reflexión que fue muy sencilla e ilustrativa: “Para sacar mejores conclusiones y aprender las cosas que el ojo y la pasión no nos permiten ver, hay que estudiar para saber, experimentar para convencerse, imaginar para plantearse una y otra vez lo que se aprendió, y sobre todo, soñar como lo hizo Maradona a los 15 años. Recordaron aquellas imágenes de Diego  contando que soñaba con jugar un mundial y ser campeón,  mientras la gente miraba su ingenua carita de adolecente, haciendo jueguitos con la pelota en un potrero de Villa Fiorito, culminando las imágenes con un Maradona hecho, preparado y dispuesto, levantando la copa del mundo obtenida en México en 1986.

La ovación terminó por entender algunas cuestiones de la física, la ciencia y de todo lo que parece inexplicable ante los ojos del hincha.

Por parte de los futboleros reunidos allí hubo un “gracias”, con un aplauso generalizado. Gracias por haber aportado a nuestras cabezas  y a nuestro corazón, más datos para que la pasión aprenda un poquito más de la razón.

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