La vigencia de la idea, planteada en la provincia hace cuarenta años por dirigentes históricos lo demuestra.
En la actualidad, avanza por impulso del gobernador Gerardo Morales, que logró destrabar las autorizaciones imprescindibles en el epílogo de la presidencia de Mauricio Macri: de concretarse, representará una revolución para la economía local.
Sin embargo, la figura de personajes con antecedentes cuestionados empañan el proyecto despertando suspicacias sobre quiénes buscan acaparar los negocios antes de que exista.
Se observan inconvenientes que podrían representar un problema para uno de los aspectos esenciales del proyecto: lograr la radicación de inversores.
Si bien se menciona a la medida como un pilar de la plataforma de gobierno de Morales en Jujuy, hay hermetismo a la hora de comunicar los detalles.
Poco se supo, por ejemplo, del proceso en el que terminaron quedándose con la posibilidad de la construcción de los predios, la posterior explotación y administración, una empresa del estado, un contratista de obra pública aliado del gobierno provincial y una empresa cuyos antecedentes no fueron informados.
El 8 de agosto de 2018, el ministro Dante Zica aprobó el reglamento que establece las características del área.
Exactamente un año después, el mismo funcionario firmó la resolución que concesiona a una UTE (Unión Transitoria de Empresa) la construcción, explotación y administración de la zona franca de La Quiaca. JEMSE (estatal), Telinfor y JUMI (privadas), serán las responsables de la obra.
Este jueves 31 de octubre, los diputados de Jujuy aprobaron la ley que permite una adenda – también autorizada por el gobierno nacional – para que en La Quiaca, se puedan vender, además de electrodomésticos, ropa, materiales de construcción, tecnología entre otros, automóviles y motocicletas.
Sin embargo, en medio de la sesión apareció un reclamo inesperado: una decena de personas, integrantes de la comunidad de La Quiaca Vieja, se hicieron sentir en la Legislatura, denunciando que el gobierno les usurpó sus tierras para llevar adelante el proyecto.
En sus manos exhibían planos y capturas de google maps con las que señalaban que parte de los predios en los que el gobierno proyecta la zona franca fueron relevados antes por el INAI (Instituto Nacional de Asuntos Indígenas) destacándolo como propiedad de poblaciones preexistentes a la normativa estatal.
Si esa condición se prueba, la expropiación que el gobierno de Morales busca realizar será susceptible, como mínimo, de largos litigios en la justicia. Tales derechos están protegidos por la constitución y convenios internacionales. La actual gestión ya comprobó la importancia de estos argumentos en el caso Milagro Sala.
En su defensa, los diputados oficialistas se apuraron a recordar en el recinto que las consultas previas, libres e informadas que exige la ley a la hora de avanzar sobre tierras de comunidades estuvieron hechas. El presidente de bloque Alberto Bernis agitaba papeles en sus manos, asegurando que se trataba de actas firmadas por integrantes de la misma comunidad.
Allí el gobierno quedó entrampado en su crónica falta de transparencia: si realizó todos esos procedimientos, nunca los comunicó.
Tampoco demostró tener interlocutores válidos: Bernis intentó acercarse a los comuneros y lo único que recibió fueron insultos.
Negocio inmobiliario en puerta
Los diputados de la oposición, por otro lado, no dejaron pasar un dato llamativo. Se habla de un total de 1.500 hectáreas de tierra para la expropiación que se pretende llevar adelante.
Sin embargo, el ejemplo más parecido de proyectos similares es el de la Zofri de Iquique, que abarca sólo 257 hectáreas.
¿Por qué la zona franca de Jujuy necesita tanto terreno?
Interlocutores cuestionados
El proyecto además presenta otra falla de origen. Las personas que intervienen tienen antecedentes que podrían entorpecer la calidad de las negociaciones para llevar adelante semejante emprendimiento.
La cara visible del gerenciamiento de la zona franca en La Quiaca es el intendente Miguel Tito, quien fue suspendido hace algunas horas por el concejo deliberante a raíz de una denuncia por corrupción en su contra. Lo acusan de haber extraviado del inventario municipal una máquina Caterpillar, cuya documentación consta en las arcas de la comuna pero su paradero es incierto.
En la UTE de La Quiaca, aparece la empresa JUMI, perteneciente al ex presidente de Gimnasia y Esgrima de Jujuy, Raúl Ulloa, quien multiplicó su participación en la obra pública desde la llegada de Morales al poder. Las rendiciones de cuenta siguen siendo un misterio para la actual gestión.
En el caso de Perico, el gerente de la zona franca mayorista es el intendente Rolando Ficoseco que terminará su mandato tras 24 años el 10 de diciembre, imputado por fraude a la administración pública en una causa que involucra maniobras de corrupción advertidas por un fiscal en las obras de infraestructura del parque industrial proyectado en la misma ciudad.
Qué es una zona franca
Se trata de un sector comercial que cuenta con autorización del Estado para vender artículos sin pagar derechos de importación ni otros tributos que terminan encareciéndolo. Su existencia deriva del artículo 590 del código aduanero.
En las Zonas Francas de Jujuy se podrán desarrollar actividades de almacenaje, comerciales, de servicios e industriales.
En La Quiaca podrán adquirirse, si el proyecto se concreta, desde autos hasta computadoras y celulares a mitad de precio.
En Perico, en tanto, se prevé la venta de maquinaria pesada y bienes de venta mayorista.
La zona debe estar administrada por un ente en el que tendrá intervención el estado provincial.
Empresarios escépticos
“Ya está todo arreglado”, se quejaron amargamente ante este medio dos pequeños empresarios que pidieron reserva, tras intentar informarse del proyecto para invertir en él.
Son quienes intuyen que el reparto de los principales negocios de la zona franca ya fue realizado antes de la construcción del lugar.
Según el gobernador Morales, las obras comenzarán en noviembre para terminarse a mediados de 2.020 en Perico y a fines de ese mismo año en La Quiaca.