El Gobierno nacional prepara una resolución para poner en vigencia las nuevas tarifas del gas para la temporada de verano.
Según se pudo saber, esa medida implicará un descenso del 6% en el precio de gas, que si se le suma una reducción en el consumo por las temperaturas primaverales, impactará en las facturas con una baja de 20% promedio.
La medida podría leerse como parte del feroz plan del Ministerio de Economía para reducir la inflación. Pero no es lo correcto. Esta baja del 6% en el precio está prevista y regulada en el marco del Plan GasAr y es inevitable.
De hecho, en Hacienda buscaron por todos los rincones la posibilidad de evitar la actualización de las tarifas estivales con la intención de mantenerlas altas y así lograr que más cantidad de usuarios paguen el "valor real" del gas.
Finalmente y ante las advertencias recibidas por las consecuencias penales de esa decisión, en Economía desistieron.

