Al atardecer del Viernes Santo comienzan a oírse los primeros lamentos, las Doctrinas, que tras caminar kilómetros, llegan desde localidades como Inti Cancha, Suripugio y Yavi Chico. Niñas y señoras se convocan cada año para entonar la lectura de la Pasión de Cristo y elevan sus cantos con un profundo lamento que conmueve hasta las lágrimas.