Indicaron que no hay presencia policial, y que la iluminación que se recuperó para el barrio es insuficiente para evitar los hechos de delincuencia que ocurren diariamente.
También sostienen que conocen a los delincuentes, dónde viven, y saben que son su objetivo, pero la policía no hace nada al respecto.
Víctimas de la inseguridad
“No hay seguridad; a pesar de que hay nueva iluminación los robos siguen, y se incrementaron en los últimos dos meses. Todos los comercios son los afectados. No sabemos qué hacer; llamamos a la policía, hacemos denuncias, las alarmas suenan pero no vemos movimiento policial”.
“(Hace pocos días delincuentes) entraron por el techo de mi casa buscando ingresar en el salón, y como estamos en obras se llevaron todas las herramientas, de los albañiles y de la familia”.
“A mitad de cuadra hay un conventillo donde se vende droga, hay personas que trabajan en la calle y maleantes. Nos hacen la guardia y la policía lo sabe. Hay dos comisarías y conocen el punto donde se junta esta gente pero no los atrapan in fraganti”.
“No sabemos a quién recurrir; tengo rejas hasta en la ventana del baño. Vivo encerrada, quiero trabajar y tengo que tener hasta tres personas a mi lado porque me da miedo trabajar sola a la noche. Cuando no había iluminación, un patrullero hacía recorridos cada quince minutos; ahora de vez en cuando pasa algún bicipolicía”.
“Todos piensan que porque tenemos un local comercial tenemos más dinero que otros. Terminamos trabajando para ellos, para el Estado, y cobramos menos que quienes tienen un trabajo fijo. Es el dolor en el alma de que te saquen una sola cosa, una garrafa o una cocina, y nos quedamos sin herramientas de trabajo. Es la bronca, el dolor de no saber ya a quién recurrir. Es cubrirnos, enrejarnos encerrarnos y esperar que no suceda nada malo, y agradecer a Dios por estar tranquilos”.
“El Centro Vecinal aquí no existe, no tenemos a quién recurrir”.
En dos meses aumentaron exponencialmente los delitos en barrio San Pedrito