En el epicentro de esta agitación se encuentra Javier Milei, un candidato que ha logrado conquistar a diferentes segmentos de la sociedad argentina de manera sorprendente.
Los indecisos y los jóvenes determinantes para las generales
Las mediciones de Aresco nos ofrecen un revelador panorama de la política argentina, una tierra movediza donde los actores políticos luchan por mantenerse a flote.
Los datos revelan que Milei está liderando en el grupo de votantes con menores recursos económicos, arrasando en la clase media y ocupando el segundo lugar en los niveles económicos más altos. Esta tendencia electoral, que favorece a Milei, es el resultado de dos fuerzas convergentes: la crisis que afecta a sus rivales y la campaña en su contra que busca socavar su ascenso antes de las elecciones del 22 de octubre.
Lo más llamativo es que el 65% de los votantes de Milei son menores de 35 años y, en su mayoría, hombres. Este respaldo es aún más fuerte entre los más jóvenes, donde Milei obtiene un apoyo abrumador. Estos números son un reflejo de la intensidad del voto a Milei, que ha logrado movilizar a una base de seguidores apasionados y comprometidos.
Sin embargo, la economía argentina está pasando por momentos críticos, con una inflación descontrolada que ha alcanzado el 12,4% en agosto y un acumulado del 80,2% en los primeros ocho meses del año. Esta situación ha afectado especialmente a los votantes que dependen de ingresos en pesos, generando una sensación de incertidumbre económica que se refleja en la preferencia por Milei.
Sergio Massa, por su parte, se enfrenta a un panorama político complejo. Su estrategia se centra en implementar una serie de medidas paliativas para contrarrestar los efectos de la devaluación que él mismo ejecutó bajo las directrices del Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, estas medidas pueden no ser suficientes en un contexto de inestabilidad económica.
En este escenario, Patricia Bullrich busca reconfigurar su posición política, pero se enfrenta a un desafío inesperado. La figura de Mauricio Macri, que antes le otorgaba protagonismo, ahora parece distante y no contribuye a su candidatura. La crítica de Elisa Carrió tampoco ayuda, ya que su elevada imagen negativa fortalece la figura de Milei cada vez que lo critica.
Es importante destacar que Milei representa un fenómeno político que no es exclusivo de Argentina. En todo el mundo, figuras disruptivas han surgido de la nada y han ganado elecciones, desafiando el sistema político tradicional. Milei se suma a esta lista de outsiders que han conquistado la escena política con un discurso inflamado y provocador.
Sin embargo, la incertidumbre prevalece a medida que nos acercamos a las elecciones. Los indecisos son ahora una parte activa de la sociedad, hartos del sistema político establecido. La polarización que ha dominado la política argentina durante años parece estar llegando a su fin, con más de 12 millones de votos que expresaron su rechazo o indiferencia hacia el sistema político.
En última instancia, el resultado de las elecciones generales determinará si la defensa desesperada del sistema político por parte de los actores tradicionales prevalece sobre la fuerza de un candidato como Milei, que desafía las normas establecidas. El triunfo de Milei sería un reflejo local de un fenómeno global que cuestiona la viabilidad del sistema actual en medio de un deterioro constante. La política argentina, siempre llena de sorpresas, nos mantiene en vilo mientras nos acercamos al 22 de octubre.