Un obsceno derroche de dinero para intentar atrapar al incauto ciudadano, en el caso de la colectora, la baja y hasta paupérrima imagen de su candidatos, Rubén Rivarola, Carolina Moisés, Guillermo Jenefes entre otros, intentó ser compensada con una ostentación de poderío económico pocas veces visto en la provincia.
Ni los árboles se salvan del salvajismo de la casta
Nada quedó a salvo de esta campaña electoral. No hay ciudad o paraje de la Jujuy que no se haya visto invadida por la salvaje campaña desplegada por los dos frentes oficialistas, Cambia Jujuy y el Frente Justicialista.
El vasallaje es la única manara que entienden la política, mientras intentaban conmover a los electores con una mísera prebenda, miles de millones de pesos eran invertidos en pancartas, cartelería y publicidades varias, opíparo banquete en la cara de los hambrientos, la inmoralidad de una casta vetusta y pestilente.
La casta en estado puro, la que no tiene ningún miramiento a la hora de avasallar a los más desprotegidos.
En esta Jujuy del vasallaje, ni los árboles se salvaron.
La candidata a vicegobernadora del Frente Justicialista, no encontró mejor idea que atacar a los pobres árboles, añosos dadores de sombra, es la vez en la tórrida localidad de Fraile Pintado.
A la vera de la Ruta 34 gigantes arboles embellecen la entrada al poblado, más allá de colaborar con su refrescante sombra.
Estos árboles no solo cumplen su función en la naturaleza, sino que además deleitan a los parroquianos con solo mirarlos.
Pero nada los protege del salvajismo político, sus cortezas embadurnadas con engrudo para fijar el rostro de Carolina Moisés, ni los airados reclamos de los vecinos, ni las miradas atónitas de los que pasaban en vehículo lograron conmover a la casta.
Con los árboles ¡no!
El acto de pegar carteles de propaganda política en los árboles implica el uso de adhesivos, como el engrudo, que se aplican directamente sobre la corteza del árbol.
Esto es perjudicial para la salud del árbol de varias razones, ya que el uso de adhesivos en la corteza del árbol bloquea los poros de la corteza, lo que dificulta la respiración y el intercambio de gases del árbol. Esto conduce a una sofocación de los tejidos vivos del árbol, lo que a su vez afecta su capacidad para crecer y desarrollarse normalmente.
Al quitar los carteles de la corteza del árbol (si es que alguna vez deciden hacerlo) se puede dañar la capa externa de la corteza y los tejidos subyacentes, lo que aumenta el riesgo de enfermedades e infecciones.
Si el adhesivo se aplica en una cantidad suficientemente grande, puede evitar que la corteza del árbol absorba agua y nutrientes de manera efectiva, lo que provoca un estrés hídrico y, a largo plazo, un debilitamiento general del árbol.
Lo más grave del caso es que todo esto sucede sin que ninguna autoridad de aplicación tome las represalias del caso, mucho menos esperar que el candidato en cuestión, en este caso Carolina Moisés, proceda a dar las disculpas del caso y proceder a intentar emendar la atrocidad, sí… porque dañar un árbol es una atrocidad.