Pesar en la comunidad literaria y en Humahuaca por el fallecimiento de la histórica poeta y docente, Hairenik Eliazarián de Aramayo.
Falleció Hairenik Eliazarián de Aramayo, histórica docente de Humahuaca
Por su amplia labor educativa, literaria y cultural, Hairenik Eliazarián de Aramayo era Ciudadana Ilustre de Humahuaca, lugar en el que se desempeñó como docente y que fue fuente de inspiración de sus poemas.
Fue una gran formadora de maestros en su querida Escuela Normal de Humahuaca y tal fue su labor como educadora que supo contagiar el amor por las letras a muchos de sus alumnos que hoy son escritores.
Hairenik Eliazarian, de padre armenio y madre argentina, nació el 1 de agosto de 1925 en la localidad jujeña de El Carmen.
En el año 1937 fijó residencia en Humahuaca, lugar donde completó sus estudios primarios y secundarios. Allí obtuvo el título de Maestra Normal Regional. En ese establecimiento, ejerció sus funciones docentes desde 1943 hasta 1981.
Recibió distinciones como la Mención de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores, Filial Jujuy en 1979, y en el mismo año, el Premio Consejo de Educación.
En 2015 fue declarada Ciudadana Ilustre de Humahuaca por su amplia labor educativa, literaria y cultural.
En 2021, sus ex alumnos le realizaron un sentido homenaje en la Casa de las Letras, oportunidad en la que brindó un discurso en el que instó a cuidar la enseñanza de la lectura y escritura.
Hairenik Elazarian de Aramayo, junto a sus ex alumnos de Humahuaca.
En otra parte, dedicó una poesía a los presentes:
En 1974, Hairenik Eliazarián escribió "Canto de Fe" para los maestros rurales jujeños, uno de los poemas que refleja su compromiso con la educación.
CANTO DE FE
A los maestros rurales a su abnegación y sacrificio
Maestro: No guardes tu lira.
Si el desaliento apaga
las voces de tu canto,
con un rumor sin antes
plegará la bandera
el Ala de su vuelo.
Si enmudece tu lira
y se apagan los ecos
de tu soñar,
tampoco brotes nuevos
reventarán cantares
sobre la costra oscura
de la Tierra cansada,
ni explotarán azules
los ojos azorados
del niño que te clama
esperando que un ángel
igual a tus palabras
ponga luz en el mundo
inédito de su alma.
Maestro: A ti te pertenecen
los ritmos más profundos, desde que siembras anchos
y acanalados surcos
con la modestia pura
de labor cotidiana;
desde que puedes todo
con sólo poseer
la ternura y la calma,
desde que mides tiempo
en la estatura inquieta
del niño que se agranda,
mientras tus días mueren
quemados en la fragua
de una escuela dorada.
Maestro: Nunca en pesos
se pagaron los frutos
que el espíritu alcanza…
Tu cosecha lleva en sí
todo el premio
que tu pasión buscara.
Que no calle tu lira
ni se ahoguen las notas
que su vibrar arranca
para que muera la ignorancia.
Tú, que hiciste sueños
la escuela milenaria
y ves en sus adobes
columnas marmoladas.
Tú que piensas en libros
en las noches calladas,
y en pupitres y en tizas
cuadernos y pizarras,
que cubran la pobreza
impía de las aulas,
eres poeta y músico,
labrador y profeta,
en quien la Patria puede
acunar esperanzas.