Como en cada 2 de abril, aquella cicatriz malvinense vuelve a doler en lo profundo del plata, conmoviendo a los compatriotas, incluso quienes siquiera habían nacido. Pero de entre el dolor por la pérdida de 649 almas celestes y blancas, también hay espacio para la dignidad, la reivindicación, el fervor patriótico que por ejemplo requirió el vicemodoro (R) Ramón Galván para subirse a su avión de combate, sin conocer a su bebé recién nacida.
"Formación, amor por la patria y fe", las claves de un ex combatiente de Malvinas para sobrevivir
El vicemodoro Ramón Galván relató en Sobremesa (Canal 2) los sucesos previos al bautismo de fuego que llegaría el 1/5. La importancia de los ejercicios militares junto al manto de fe que los cubrió fueron claves para sostener el autoestima, descartando la calificación de chicos de la guerra y hacerse respetar como auténticos “soldados de la patria”.
Su trayectoria es ampliamente conocida en las fuerzas, habiendo desempeñado roles importantes en la Fuerza Aérea, ofreciendo aporte significativos al desarrollo y modernización de la aviación militar en Argentina. Su experiencia abarcó áreas como la operación de aeronaves, la planificación estratégica y la gestión de recursos humanos y financieros, pero durante su participación en el conflicto bélico del Atlántico, es decir hace 42 años, esa laureada carrera no había sido escrita aún, con 23 años cumplidos ignoraba completamente que su destino arriba del Pucará estaba en ese océano.
“Yo estaba destinado en Reconquista (Santa Fe), pertenecía a la tercera brigada aérea como ayudante del jefe de grupo aéreo, cuando el 1/4 llegó un mensaje del comando de la fuerza aérea, que había que alistar 4 aviones Pucará y despegar rumbo al sur”, explicó en Sobremesa (Canal 2) sobre la escueta orden con destino desconocido. Los pilotos seleccionados entre los que no se encontraba Galván, hicieron escala en Tandil con destino final Río Gallegos, solo enterándose al final del viaje cual sería su misión.
Las sospechas giraban en torno al conflicto con Chile, país que mantenía una disputa territorial histórica con Argentina conocida popularmente como Conflicto del Beagle y que a pesar de las negociaciones venía escalando en tensión diplomática.
Esa tarde llegó una nueva orden, había que poner la base de despliegue en la localidad de Puerto Santa Cruz en condiciones operativas y coordinar las tareas era el deber de Galván: “traer un un autobomba de aeroparque, personal militar de Mendoza, soldados de la Escuela de Aviación, había que generar los mensajes a cada unidad para que dispongan el personal necesario, esa fue mi función, sin saber que era Malvinas”, hecho guardado con tal secretismo que recién en la mañana del día siguiente se enterarían.
El 28/05 casi un mes después del inicio de hostilidades, llegó el turno de subirse a su Pucará e incorporarse a la guerra, aunque según narra Galván los miembros de la FF.AA. suponían originalmente que solo “era tocar Malvinas, firmar la paz y volver”, pero conforme los días avanzaron y el combate profundizó esa lógica terminó siendo descartada.
El experimentado piloto confiesa que hubo dos factores entre lo profesional y lo espiritual que le permitieron sobrevivir a los soldados argentinos. Debido a las disputas geopolíticas con Chile, en octubre de 1981 se realizaron una serie de ejercicios de simulación sumamente realistas que a la postre servirían para sobrellevar la inexperiencia en territorio isleño.
Practicábamos permanentemente ejercicios operativos y maniobras… Hicimos un operativo con toda la fuerza área simulando Chile – Argentina dividiendo los medios en dos, es decir pilotos, aviones, inteligencia, transporte. Con veedores para ver el rendimiento. Esa fue la práctica más importante antes del examen final que fue la guerra de Malvinas
Prácticas de tiro, bombardeo, navegaciones tácticas, en Malvinas fue como un vuelo de entrenamiento más, con un grado de tensión y miedo más, pero al subir al avión solo era una pequeña parte, estábamos mentalizados para la misión
El otro factor que los motivó había llegado para quedarse el día 7/2 junto con un capellán. Se trataba de la Virgen de Luján, entronizada en la zona del aeropuerto antes de que los ingleses se desplegaran. En ese sector las bombas jamás cayeron.