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20 mil jujeños aislados por un caso de coronavirus: cómo se vive en Fraile y Calilegua

Son pueblos de la región Yungas, a 75 y 120 kilómetros de San Salvador de Jujuy respectivamente; esperan encerrados saber si hay circulación del virus.

  • Fraile Pintado y Calilegua, dos localidades aisladas por un caso de coronavirus.
  • Se encontraban en temporada alta de producción frutihortícola.
  • Sólo se desplazan trabajadores de rubros esenciales, como alimentos y farmacias.

El caso del camionero jujeño que viajó hasta Buenos Aires, pasando por Santa Fe y Entre Ríos, y contrajo coronavirus, derivó en el aislamiento total de dos pueblos enteros.

Se trata de las localidades de Fraile Pintado, donde vive el trabajador, y Calilegua, dónde compartió una “locreada” con amigos, incumpliendo su obligación de permanecer en cuarentena durante 14 días a su regreso.

En total, el gobierno estima que el hombre tuvo contacto con 34 personas. Todas fueron identificadas por la policía de la provincia y trasladadas al hospital de campaña que el gobierno montó en el predio conocido como la Ciudad Cultural, en San Salvador de Jujuy. El primer análisis resultó negativo para todos, pero deberán aguardar una segunda prueba dentro de 7 días.

Mientras, a través del decreto 976 – G – 2020, el gobernador Gerardo Morales dispuso el aislamiento obligatorio de los dos pueblos que aparecen en el “radar” del virus.

Ambos pertenecen al departamento Ledesma, ubicado en la región conocida como las yungas, en los valles subtropicales orientales de la provincia de Jujuy.

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Fraile Pintado se ubica a 75 kilómetros de San Salvador de Jujuy y de acuerdo al censo de 2010 vivían allí 14 mil personas. El pueblo está atravesado por la ruta nacional 34.

Su actividad económica se asienta en la producción frutihortícola que se encuentra en temporada alta en este momento del año.

El comité operativo de emergencia dispuso que los trabajadores vinculados a la producción realicen sus actividades en horarios corridos, de 7 a 19 horas, almorzando en sus puestos de trabajo para evitar la circulación, según informa el portal de FM Radio Speed, de esa localidad.

Cargadores y embaladores aguardan permisos especiales al igual que comisionistas y un sector de peones rurales.

La localidad es conocida por el tradicional Festival del Tomate, que se realiza en el mes de julio.

El gobernador Gerardo Morales contó en una de sus apariciones recientes que allí nació su madre.

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En el primer día de cuarentena, como se esperaba, hubo un estricto acatamiento por parte de la población.

También a la vera de la ruta 34, pero a 120 kilómetros de San Salvador de Jujuy, se encuentra la localidad de Calilegua, un pueblo que creció acompañado por la actividad del conocido complejo industrial Ledesma.

En Calilegua viven alrededor de 6 mil personas. El lugar en donde el trabajador del transporte cometió la falta por la que recibió la fuerte reprimenda del gobernador Gerardo Morales, es el barrio Guadalupe. Allí celebró el 25 de mayo junto a otras 15 personas, comiendo locro, un día antes de empezar a manifestar los síntomas de la enfermedad.

Al igual que Fraile Pintado, parte de su gente se dedica a la producción de frutas y hortalizas, como tomate, berenjena, zapallito, ajíes, pepino, chaucha, banana, palta y cítricos.

A 10 kilómetros del pueblo se encuentra el ingreso al Parque Nacional Calilegua, una reserva natural que es la vez uno de los atractivos turísticos más importantes de la provincia por su gran diversidad de especies de flora y fauna.

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Según comentó la intendenta Elsa Flores, los comercios abrirán sólo hasta las 15 horas durante los 7 días de cuarentena y se observa un riguroso patrullaje de policías, agentes de tránsito y bromatólogos del ministerio de salud.

“Si tenemos que multar a los vecinos lo vamos a hacer”, advierte la dirigente.

La cuarentena vence el próximo 3 de junio, en caso de que ninguno de los testeados arroje resultados positivos en los exámenes PCR para detectar la presencia de COVID 19.

Como en todas las localidades de Jujuy, los ciudadanos de Fraile y Calilegua atravesaban la nueva normalidad respetando normas básicas de higiene y distanciamiento social.

Sin embargo, la impericia de un ciudadano, que ya expresó su arrepentimiento por la situación, provocó una súbita preocupación, que por el momento no trajo mayores consecuencias.

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