Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se define como ‘poli-medicación’ cuando una persona consume tres o más medicamentos al mismo tiempo, situación que se asocia frecuentemente a los adultos mayores, pero que no tienen edad ni momento.
Los riesgos de la poli-medicación y prescripción inapropiada en adultos mayores
Médica geriátrica explicó cómo se debe actuar cuando adultos mayores consumen tres o más medicamentos al mismo tiempo, tanto recetados por médicos como aquellos de venta libre por decisión propia.
Además, los medicamentos no solo son los que indican un profesional médico u odontólogo, a esos se deben sumar los que administra la persona o familia por decisión propia, pudiendo ser de venta libre o recetados.
Sobre este escenario, en Radio 2 conversaron con Mariana Sánchez Ábalos, médica geriatra del Centro Médico del Adulto Mayor (CEMAM), quien confirmó que la poli-medicación es muy común en la población en general y en los adultos mayores en particular.
“Los medicamentos deben ser prescriptos por el médico y seguir sus indicaciones de dosis, frecuencia y tiempo a usar”, explicó.
Por otra parte, recordó que “ ningún medicamento es libre de reacciones ”, refiriendo a que aún los medicamentos clasificados como de “venta sin receta” pueden tener efectos adversos o por combinarse con otras drogas pueden ser perjudiciales para la salud de la persona.
A modo de ejemplo, la profesional explicó que hay medicamentos que son recetados por el médico a causa de una enfermedad crónica, pero que con una sola consulta no alcanza. La misma debe repetirse periódicamente con una serie de estudios para evaluar el impacto de las drogas. Por el contrario, la mayoría de las personas hacen la consulta y por años mantiene un tratamiento que ya no se sabe si es correcto o si es la droga o dosis que en ese momento requiere.
En épocas de alergias o infecciones respiratorias, al tratamiento crónico (puede ser para diabetes, hipertensión o cualquier otra crónica) sumamos antihistamínicos y/o antigripales, sin consulta con un especialista, lo que podría derivar en un adulto mayor con síntomas de confusión e inestabilidad, caídas, deshidratación o estreñimiento. En estos casos, las dosis máximas de una persona joven no son las mismas que en una persona de 65 años o más.
Para los eventos de diarrea o estreñimiento en el adulto mayor, el uso de medicamentos como loperamida (uno de los más usados) o de un laxante, según el caso, pueden generar trastornos intestinales, renales o nutricionales peligrosos para el bienestar del paciente, por lo que su uso debe ser medido y supervisado por un profesional.
Otro gran capítulo en este tema es el uso de analgésicos no esteroideos, como ibuprofeno, paracetamol o el llamado “ketorolac”, un uso frecuente o por encima de las dosis máximas se asocia a mayor riesgo de hemorragias digestivas, situación que representa un peligro para la vida de la persona mayor.
Finalmente, Sánchez Ábalos recalcó que la autoprescripción de ansiolíticos e hipnóticos es otro tema complejo de abordar y que ninguna persona debe recomendar o administrar a una persona mayor, porque, como siempre se explica, en el adulto mayor, sus efectos pueden varias respecto al joven. Además, recordó que estos solo se obtienen mediante doble receta archivada y que la dosis y frecuencia de uso solo puede determinarlo un especialista.
Las medicaciones en general deben tomarse con agua, no con otras bebidas, sean con o sin alcohol. Esto se debe a que cualquier sustancia, como una bebida cítrica, puede inhibir o incrementar los efectos de una droga y por lo tanto no tendrán el efecto deseado.