"Entre sí los chicos estos se decían quien era el más Darthés, el más violín".
"Prepararon una habitación específica a la que le llamaban 'el privado', 'el bulo', que estaba con una cama, donde del expediente surge que no hubo un solo abuso sexual, no hubo una sola víctima acá".
Espinassi calificó de aberrante toda la logística porque desde días antes se estaba plantando un escenario que finalmente culminó en lo que habían planificado.
En los mensajes que se enviaban además se referían a las posibles víctimas diciendo, "hay que buscar a las más fáciles, las más gatos".
El abogado señaló que su defendida no estaba en el perfil inicial de los abusadores, pero fue invitada a la fiesta y en un descuido le pusieron algo en la bebida que la dejó inconsciente e imposibilitada de reaccionar.
"Es un caso que demuestra la problemática de violencia de género atraviesa edades, estratos sociales, niveles de educación, posibilidades económicas. Es un caso donde jóvenes profesionales de colegios privados, ex compañeros de la víctima organizaron una fiesta y llevaron a cabo este abuso".
"Acá son investigados por este hecho, pero es absolutamente revelador leer las cientos de páginas de conversaciones de sus celulares, el tenor de las conversaciones".
"Los estándares valorativos que tienen estos chicos son realmente preocupantes. Cuestiones que a cualquier persona le pondría incómodo escucharlas acá las decían con una naturalidad tremenda".