Jujuy | Se cae la venta |

La Esperanza: crónica de un fracaso anunciado

La versión corre con fuerza tanto en la oposición como en el oficialismo: dan por caída la operación de venta del Ingenio Azucarero que el gobierno anunció en tres oportunidades y no pudo cerrar; culpar a la crisis económica y al gobierno nacional sería la estrategia para justiciar el papelón.

El derrotero del ingenio azucarero La Esperanza durante la gestión de Cambiemos en Jujuy bien podría compararse con el luctuoso destino de Santiago Nasar en la genial novela de Gabriel García Márquez, Crónica de una muerte anunciada. 

En la creación literaria de Gabo (apodo de García Márquez), todo el pueblo sabía que Nasar moriría, como consecuencia de una venganza por haberle quitado la virginidad a una novia antes de su llegada al altar. 

En la realidad del ingenio azucarero del departamento San Pedro, todos los que conocían el expediente en el que se sustanciaba la operación de venta de la fábrica y sus propiedades, sabían que la justicia, aunque quiso, no podía avalar la cantidad de desprolijidades jurídicas existentes en la operación que intentó atar con alambres cientos de veces el ministro de Desarrollo Económico, Juan Carlos Abud Robles. 

Los anuncios se repitieron.

23 de enero de 2017: En marzo puede hacerse cargo el nuevo inversor. 

29 de noviembre de 2017: El gobierno vendió el Ingenio La Esperanza. 

28 de agosto de 2018: El gobierno confirma la venta definitiva del Ingenio La Esperanza. 

El anuncio se repitió en el salón Blanco de Casa de Gobierno, y tuvo siempre como protagonistas al gobernador Gerardo Morales, al ministro Robles, al ministro de trabajo Jorge Cabana Fusz y al supuesto CEO del grupo inversor colombiano, Omar Leal. 

Tras las grandilocuentes afirmaciones, seguía el corrimiento de los plazos. A fin de tal mes depositarían tantos dólares. 

La última fecha aportada por el ministro Robles fue “fines de noviembre”, cuando el grupo inversor colombiano Omega Energy, propietaria de ALESA S.A. debía depositar 18 millones de dólares, como parte de un acuerdo global por 86 millones de la moneda norteamericana por todos los bienes del ingenio azucarero. 

Pero pasó noviembre y el depósito nunca se concretó. 

En el medio, el juez que administra la quiebra, proceso en el que se encuentra la empresa desde fines de 1.999, siguió pidiendo a los inversores que acrediten su existencia como persona jurídica en la República Argentina, algo que, pese a algunos parches, nunca terminó de cumplirse. 

En el medio, las dudas. Mientras el CEO de Omega Energy y figura visible del acuerdo con el gobierno de Jujuy, Omar Leal, aparecía como insolvente en otros mercados donde la empresa intervenía, el titular de ALESA S.A. la empresa creada para operar en Argentina, de apellido Ponce, se inscribía como monotributista clase A, de las categorías más bajas, pero se hacía cargo de una empresa que valía, al menos, 86 millones de dólares. 

A tres meses del último “se concretó la venta de La Esperanza”, fuentes con acceso directo al expediente confiaron que la operación está caída, por el momento, sin retorno. 

Lo dicen en los mismos pasillos de Casa de Gobierno, en la calle San Martín 450. 

El fin de semana, de manera fortuita, desde sectores políticos diametralmente opuestos, llegaba el mismo mensaje: “se cayó lo de La Esperanza”. 

Un alto funcionario consultado por Jujuy al momento no pudo desmentir la pregunta, aunque no quiso ahondar en detalles por la susceptibilidad que el tema genera puertas adentro. 

La explicación que el gobierno prepara apunta hacia el centro del país: los efectos post devaluación y la profunda recesión económica espantaron al inversor. 

Un inversor que nunca pudo demostrar su real existencia.  

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