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"En países sin libertad de expresión muere la democracia"

El presidente de la Comisión de Libertad de Prensa de ADEPA comentó distintos aspectos de la relación entre el gobierno, medios y la libertad de expresión.

  • Daniel Dessein, de ADEPA, comentó hechos ocurridos recientemente en nuestra provincia indicando que “en países sin libertad de expresión muere la Democracia”.
  • También se refirió a la relación entre el gobierno y la prensa teniendo en cuenta el tratamiento y manejo de la información.

Tras la detención de dos docentes que tuitearon en contra del gobernador Gerardo Morales y la rápida acción de la justicia para detenerlos y mantenerlos encarcelados, además de la actuación en materia penal en lo que respecta a un delito de esa índole, se generó un debate en relación a la restricción de la libertad de expresión por parte de los poderes en nuestra provincia.

Daniel Dessein, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA), se refirió a la relación entre el periodismo y el Poder, sosteniendo que “siempre hay una relación tensa y es sano que exista esa tensión. Siempre tiene que estar dentro de los límites constitucionales donde hay normativas que buscan preservar la libertad de expresión y de prensa en particular, entendiendo que sobre esa libertad se apoya el resto de las libertades, la posibilidad efectiva de que los ciudadanos ejerzan sus derechos”.

“No tenemos verdadera Democracia si no hay libertad de de expresión y viceversa, es un gran termómetro para medir la calidad de las instituciones. En todos los países donde la libertad de expresión es cancelada inmediatamente muere la Democracia, y donde hay circulación fluida de ideas y opiniones son aquellas que tienen sistema democráticos intensos”.

Agravios

“Si una autoridad señala con el dedo, agravia, descalifica a un periodista por emitir una opinión o información que puede estar equivocada, desde ya cualquier persona tiene derecho, así como las autoridades, a desmentirla, pero el agravio y la descalificación no es el mecanismo, sino ofrecer otros elementos para opinar de manera diferente, para mostrar que existe un error. El periodismo debe dar a conocer ese error”.

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Ataques

“Muchas cuentas son manejadas por el poder político, son artificiales, los llamados “trolls” o “bots”. Muchas veces son militantes. Existe mucha financiación de este tipo de aparatos comunicacionales. Es una combinación de elementos que muestran la desproporción de un periodista que, a veces, puede tener el apoyo de su medio, trabajando para un medio chico o grande, o manifestarse por sus propios canales, y a desmesura frente a la posibilidad del periodista de ejercer con libertad y sin presiones su función cuando es sometido a estos ataques extraordinarios y que muchas veces no son claramente identificables”.

“Muchas de estas cuentas son anónimas o tienen nombres falsos. También existe la desproporción entre un periodista que muestra su cara, da su nombre, frente a una cantidad de insultos que no tienen una referencia clara respecto de quién los emite. Es uno de los grandes problemas de la revolución digital que atenta contra la preservación de una libertad tan importante como la que tiene el periodismo para expresarse, que no está en función de preservar una ventaja específica de los vicios, sino un derecho de todos los ciudadanos de estar adecuadamente informados y que requiere que esa libertad esté adecuadamente preservada”.

Todos juegan el juego de las redes

Los funcionarios entienden el juego de las redes de hoy, todos lo juegan, y el tema es cuando se usan las redes casualmente para buscar la descalificación, la presión, para intimidar aprovechando el anonimato, para el ataque. Lo vimos en distintos gobiernos: cómo se generan enormes estructuras para usar las redes como canales de hostigamiento permanente, eso afecta muchísimo a los periodistas. Los periodistas quedan desguarnecidos y hay incidentes en la vía pública, enormes problemas personales para poder seguir con sus investigaciones, seguir emitiendo libremente sus opiniones. Hay una enorme utilización en los distintos planos, tanto en el armado de las campañas como en la gestión gubernamental, en la comunicación de los distintos actos de gobierno como también en estas maniobras para tratar de silenciar o generar estas censuras indirectas”.

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En riesgo

“Acá discutimos la libertad de expresión cada vez que se hace un proyecto de ley, algún tipo de disposición de los distintos Ejecutivos, cuando un juez toma una decisión, los derechos consagrados por nuestra Constitución, cada vez que hay una política de hostigamiento desde los funcionarios, desde ya que se desconocen esas libertades básicas que en las Democracias consolidadas claramente no se discuten. Es la piedra angular sobre la que se apoya todo el sistema y es la regla de juego básica para que la Democracia pueda seguir funcionando, pero siempre esa libertad está bajo riesgo. La defensa de la libertad de expresión es una lucha que no termina nunca. Uno no la conquista definitivamente, siempre hay idas y vueltas, siempre está en riesgo y requiere un periodismo muy fuerte para tratar de cumplir con esa función básica de que la ciudadanía esté debidamente informada, controlar al poder con los equipos de fiscalización que tiene el periodismo, con las tareas de investigación que lleva adelante el efecto contralor y contrapeso frente a los abusos que son recurrentes de parte del poder. Ese sistema de contrapeso que tiene todo régimen republicano requiere al periodismo para dar esa batalla y reequilibrar las fuerzas que tienden a desequilibrarse”.

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Condescendencia

“No hay nada peor que un periodismo condescendiente con el poder. El problema del periodismo militante es que se subordinan los hechos y los estándares periodísticos a una posición política o ideológica. El sesgo con el que se mira la realidad hace que toda un área de nuestra realidad quede afuera del foco de la investigación periodística, por lo tanto, distorsiona y desarma muchos de los preceptos básicos de nuestro oficio. Pero el otro extremo es el del ataque sistemático contra medios periodistas y la libertad de expresión de los ciudadanos, que es extremadamente peligrosa y se da con todos estos elementos. A veces por la vía económica, como el uso de la pauta oficial para sostener los medios que hablan bien de un funcionario o el gobernador, y castigar a aquellos que se atreven a tener un juicio crítico sobre una gestión. Tratar de presionar a los anunciantes privados, tratar de presionar a través de los organismos de control, usar a la Justicia como un brazo del Ejecutivo para tratar de establecer limitaciones e intimidaciones. Muchos elementos que vemos sobre todo en los países donde más se ha deteriorado la libertad de expresión en los últimos años: Nicaragua, Bolivia, Ecuador, Venezuela, donde esa libertad se va pagando, y de la mano de ese deterioro, se va pagando la Democracia. Los gobernantes tienen que entender que si esa libertad se paga, si el periodismo se deteriora, si ese flujo de ideas no tiene la suficiente identidad, lo que se quiebra es la legitimidad que los mantiene. Algo que el poder debe reconocer siempre es que ese periodismo al que tiene que respetar y esa libertad de expresión lo que hará es cuestionarlo, mirarlo siempre en las áreas más incómodas, y la tolerancia implica tener en cuenta que es parte de las reglas de juego de nuestro oficio y de las libertades básicas”.

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