Eliana Sandoval es vecina de las 150 Hectáreas de Alto Comedero; vive en una casa que le otorgaron con sus dos hijos, uno de los cuales tiene síndrome del espectro autista.
Hasta hace poco tiempo su casa solo tenía paredes; integra un grupo de viviendas sociales cuyos dueños se ven obligados a habitar, aunque estén en malas condiciones, bajo amenazas de perderlas.
Con la última tormenta que hubo en Capital temió perderlo todo.
“La lluvia fue fuerte y entró agua por todos lados, no tengo ventanas y entra agua por todas partes. Cuando me la regalaron solo tenía las paredes y si no la habitamos nos la quitan. Los chicos están asustados por el movimiento de las chapas, también ingresa agua por el techo. Vivimos así porque lo necesitamos, tenemos que remarla y luchar. Tampoco tengo baño”.
Viviendas precarias inundadas, una consecuencia de la falta de asistencia de gobierno
Consecuencias del temporal en la vivienda
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