Las ganancias obtenidas por la venta de energía jujeña al Mercado Eléctrico Mayorista (CAMMESA) no llegan a cubrir el total de deudas adquiridas por el gobierno saliente. Sus funcionarios se esfuerzan en promocionar una versión que no coincide con la realidad. Aunque el gobernador electo Carlos Sadir, confirmó el inicio de pago de capital (hasta ahora solo había saldado intereses), esto solo aplica a una de las dos formas de financiamiento que hicieron posible la construcción de la planta fotovoltaica más grande de Latinoamérica.
Los números de Cauchari no cierran, pero su renta sostiene todo el proyecto de gobierno
Durante la inauguración del tren solar turístico, el ministro Posadas aseguró que el proyecto ferroviario “se pagó con fondos provinciales y renta de Cauchari”, sumándose a la onerosa lista de emprendimientos estatales que dependen del parque puneño. Los informes exponen que Cauchari no genera la rentabilidad esperada originalmente ¿Cómo puede costear escuelas, equipamiento tecnólogico y trenes a la vez?
Envuelto en una maraña de discreciones y faltas en la rendición de cuentas, es sabido que el crédito otorgado por el banco estatal de China por U$S 330 millones y la colocación del bono verde en el mercado de capitales internacional por U$S 215 millones, representan la mayor parte de una deuda que supera los U$S 600 millones. Este número no contiene el gasto requerido para obras anexas (por ejemplo viales), solo comprende capital, no el total con intereses, que en su momento fue calculado en casi U$S 800 millones.
Ante la imposibilidad de honrar los compromisos con sus acreedores, en julio de 2020, cuando todavía no se había generado siquiera un megavatio por los continuos retrasos en su puesta a punto, el gobierno debió apelar a la Legislatura para que facultaran la renegociación dada la imposibilidad de afrontar los compromisos financieros.
Según la versión del gobierno, de la transacción entre la energía producida en Olaroz y el pago de CAMMESA por su aporte al sistema interconectado, pueden costearse al menos tres ambiciosos proyectos. Pero como ha sido demostrado, especialmente en los bolsillos de los casi 100 mil trabajadores estatales, el equilibrio o más bien la reducción del déficit fiscal ($1.000 millones para el ejercicio 2024) no se ha logrado con mayor productividad, si no con el permanente ajuste sobre el salario de los trabajadores. El relato simplemente no cierra:
Según informa prensa de gobierno, el Programa de Mejora del Acceso y la Calidad Educativa (PROMACE) responsable de la entrega de recursos tecnológicos a las escuelas jujeñas se financia con la renta de Cauchari. Las computadoras, periféricos, tablets, proyectores, pizarras digitales y otros elementos fueron entregados “en el 100% de las escuelas primarias, secundarias y de nivel superior de todo el territorio provincial”. El tendido de fibra óptica para abastecer las escuelas, en total 2000 kilómetros en teoría también se cubre con las ganancias por venta de energía producida en la Puna.
La construcción de 258 escuelas nuevas y otras 700 refacciones en establecimientos preestablecidos implicó una toma de deuda con el Banco de Desarrollo de América Latina y el Banco Centroamericano de Integración Económica por un total U$S 307 millones, aún si no se percibió la totalidad de ese dinero (hasta donde se sabe hubo un primer desembolso de U$S 67 millones en 2020, correspondientes al BCIE), también sería costeado con la renta Cauchari.
Durante la inauguración del tren solar turístico de la Quebrada, nuestro medio consultó al ministro de Cultura y Turismo provincial el modelo de financiamiento para el emprendimiento ferroviario, recibiendo como respuesta “este tren se ha hecho 100% con fondos provinciales, se han calzado con los ingresos producidos por la planta solar de Cauchari y esos ingresos en dólares nos han permitido invertir en este tren… seguiremos con la misma lógica”. Sin embargo en 2019 se firmó un crédito con la Corporación Andina de Fomento por U$S 75 millones a pagar entre provincia y Nación, desmintiendo la versión del funcionario.