Escucharemos una sinfonía de discursos, algunos cargados de perspicacia y otros torpes, todos con un propósito común: convencer al ciudadano de que son la elección correcta.
La brecha entre la política y la sociedad
En los próximos días, nuestros políticos desplegarán sus estrategias de campaña en un espectáculo que se ha vuelto parte integral de nuestra democracia
Sin embargo, detrás de esta fachada de promesas y retórica, se esconden paradojas profundas en el corazón de la política moderna. En un mundo donde se nos insta constantemente a ser abiertos, tolerantes y a evitar los prejuicios, los políticos a menudo se embarcan en una batalla para marcar diferencias y acusar a sus oponentes de hacerlo mal.
Esta contradicción refleja una especie de hemiplejia cultural, donde la vida civil y la política siguen caminos divergentes. Mientras que la sociedad civil abraza la diversidad de opiniones y promueve la construcción colectiva de ideas, nuestros líderes políticos a menudo defienden verdades irrefutables y autoridades inamovibles.
En el contexto actual de campaña electoral, se vuelve aún más evidente esta paradoja. Los tres candidatos a la presidencia, Bullrich, Massa y Milei, están compitiendo por cautivar a los electores con promesas incumplibles y discursos plagados de postverdad.
La postverdad se refiere a la manipulación de la opinión pública mediante la difusión de información falsa o engañosa, apelando a las emociones y creencias personales en lugar de a hechos verificables. Cada uno de estos candidatos promete soluciones milagrosas para los problemas del país, sin proporcionar un plan realista para implementar sus propuestas.
En lugar de fomentar un debate político basado en la colaboración y la búsqueda de soluciones factibles, estos candidatos recurren a la retórica vacía y a la polarización para ganar votos. Esta estrategia solo perpetúa las contradicciones de la política moderna y aleja a la ciudadanía de un proceso político que debería estar centrado en el bienestar común.
¿Cuál es la solución a estas paradojas políticas? Quizás radique en el empoderamiento de la ciudadanía y la reforma de las instituciones locales. Para lograr un cambio real, debemos hacer la transición de la pasividad a la participación, de la sumisión a la rebeldía y del silencio a la protesta legítima.
Los políticos, por su parte, serán más creíbles y efectivos si abandonan las viejas creencias en el poder y la competencia, y adoptan una cultura de tolerancia y construcción colectiva. Solo entonces podremos cerrar la brecha entre la vida civil y el tiempo de campaña, avanzando hacia un futuro donde la diversidad de opiniones y la colaboración sean los pilares de una política más sólida y coherente con los tiempos actuales.
La política debe evolucionar para adaptarse a una sociedad que valora la diversidad y la colaboración sobre las verdades únicas y la competencia. Solo así podremos superar las contradicciones inherentes a la política moderna y avanzar hacia un futuro más prometedor y equitativo, donde los ciudadanos no sean cautivos de promesas incumplibles y discursos vacíos.
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