Jujuy | análisis |

Ferreyra, el fenómeno que “aterra” a la política tradicional

De manera inesperada y a sólo 73 días de las elecciones, el ex director del registro civil se convirtió en una figura de enorme popularidad que molesta a decenas de burócratas con cargos y privilegios que temen perder. El desencanto general con la clase dirigente encontró contención en un hombre que convierte su decencia en un capital simbólico cotizado.

Luego de 36 años de democracia, el desencanto de la ciudadanía con la clase dirigente que supo concebir (toda una paradoja), se materializa periódicamente en fenómenos inesperados.

Mientras Julio Ferreyra camina por el pasillo de un estudio de televisión, espontáneamente una secretaria lo detiene, le pide una selfie y con una sonrisa genuina le desea suerte.

En los años que lleva este cronista viendo desfilar dirigentes políticos por las mismas instalaciones, eso nunca había ocurrido.

“La gente me grita ´gobernador´ desde arriba del colectivo”, diría el protagonista en la entrevista posterior.

El fenómeno llama a la atención e invita a la pregunta.

¿Qué es lo que convierte a un septuagenario, que ocupó por dos décadas un cargo menor dentro de la administración pública, en un potencial competidor del todopoderoso líder del radicalismo, que gobierna Jujuy a sus anchas y hasta el presidente usa como sostén en épocas de fragilidad?

Ferreyra dice que será “implacable con la corrupción”, que “se puede gestionar con decencia”, que “por cada cosa que se haga debe haber una rendición de cuentas”, y provoca un vendaval en las redes sociales.

Entre la causa y el efecto puede distinguirse el fenómeno: en Jujuy, la grieta no se abre entre dos sectores ideológicamente opuestos, si no entre toda la clase política y la sociedad civil.

En una población de aproximadamente 720 mil habitantes, los excesos de la dirigencia, el cambio de un nepotismo peronista por otro radical, el opulento “progreso” de nóveles dirigentes es a veces demasiado evidente, y contrasta con la crisis que viven los 280 mil jujeños que se encuentran por debajo de la línea de la pobreza. “Puedes jugar con el coya, pero no con la alforja”, dice el adagio.

Ferreyra asegura que será candidato a gobernador. Carece de estructura partidaria y no se conoce si cuenta con los 100 cuadros técnicos necesarios para hacerse cargo del nudo gordiano que representa el macrocefálico estado jujeño.

Sólo ha demostrado haber podido permanecer 20 años al frente de una oficina pública sin aprovecharse del estado ni de sus recursos, dedicándose a ser un buen servidor.

Y es mucha la gente que lo va a votar.

Temas

Dejá tu comentario