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La minería de tierras raras: Un desafío social y ambiental

La minería ha sido históricamente objeto de resistencia social y ambiental en todo el mundo.

Los ciudadanos, en su mayoría, rechazan la idea de tener operaciones mineras cerca de sus hogares debido a los impactos negativos que pueden tener en el entorno y en la calidad de vida.

Sin embargo, es crucial comprender que los minerales desempeñan un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático y en la construcción de un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono y mínima generación de residuos.

Las tierras raras son un grupo de 17 elementos a veces encontrados en minerales que contienen uranio. Son críticos para productos de alta tecnología, incluidos teléfonos inteligentes, turbinas eólicas, automóviles eléctricos y equipos militares como sistemas de misiles. Se les llama "raros" no porque sean necesariamente difíciles de encontrar, sino porque el proceso de extracción es costoso y tóxico. En las últimas dos décadas, China ha llegado a dominar la producción mundial de tierras raras sin aplicar garantías ambientales adecuadas.

En 1992, Deng Xiaoping, el padre de la revolución económica china, afirmaba: "Oriente Próximo tiene el petróleo, pero China tiene las tierras raras". Sin embargo, al hacerse de la vista gorda con los costos ambientales y humanos, los principales fabricantes han respaldado la expansión de China mientras cosechan beneficios financieros debido al costo relativamente bajo de los suministros.

A menudo pasamos por alto el origen de los materiales críticos que hacen posible la tecnología que utilizamos en nuestra vida cotidiana, como teléfonos, relojes, computadoras y sistemas de iluminación. Estos materiales son esenciales para la tecnología moderna, incluyendo las energías renovables, la instrumentación científica y médica, y muchas otras aplicaciones.

Las tierras raras, una familia de elementos magnéticos y conductores, son especialmente relevantes en este contexto. Son esenciales para la tecnología moderna y desempeñan un papel crucial en el desarrollo de vehículos eléctricos y otras tecnologías respetuosas con el medio ambiente. Sin embargo, la extracción de tierras raras ha sido históricamente destructiva, con un alto costo ambiental y social.

Afortunadamente, la conciencia pública y la demanda de prácticas mineras responsables están impulsando un cambio en la industria en todo el mundo, en países como América, Europa y Asia. Se están desarrollando métodos de extracción y procesamiento de tierras raras que son más amigables con el medio ambiente y socialmente responsables.

Históricamente, gran parte de la investigación en tierras raras estuvo impulsada por la industria militar, lo que llevó a un enfoque limitado en la sostenibilidad. Sin embargo, a medida que enfrentamos desafíos globales como el cambio climático, estos minerales se han convertido en recursos críticos para tecnologías que pueden ayudarnos a combatirlo.

Por ejemplo, algunos elementos de tierras raras son esenciales para la eficiencia de los motores de vehículos eléctricos. A medida que la demanda de estos vehículos aumenta, la disponibilidad de tierras raras se vuelve aún más crucial. La Comisión Europea, consciente de esta dependencia, está buscando asegurar el suministro de tierras raras a través de acuerdos comerciales con varios países, incluyendo Argentina.

Argentina, con sus prometedores depósitos de arcilla iónica, tiene una oportunidad única para proporcionar al mundo tierras raras limpias y trazables. A diferencia de los yacimientos de roca en China, la extracción de arcilla iónica no requiere explosivos ni procesos químicos complejos. Además, se ha desarrollado un proceso que utiliza métodos sostenibles, como el reciclaje de agua y reactivos, y busca la reposición de las arcillas en su lugar de extracción.

Este enfoque podría marcar la diferencia en la transformación de la industria minera hacia prácticas más sostenibles y responsables. Empoderar a las empresas para tomar medidas responsables y asegurarse de que se cumplan los estándares ambientales y sociales es fundamental en este proceso.

Durante la explotación y procesamiento de estas tierras se crean cantidades considerables de desechos tóxicos, radiactivos, gases y polvos. La obtención de una tonelada de tierras raras producirá alrededor de 9,000 y 12,000 metros cúbicos de gases, ricos en polvo concentrado, conformado por ácido sulfúrico, dióxido de azufre y ácido fluorhídrico, cerca de una tonelada de restos radioactivos y resultarán más de 75,000 litros de agua acidificada.

La extracción de tierras raras en su etapa de explotación genera altos niveles de contaminación ambiental al desechar materiales radioactivos producidos del subsuelo, como el torio y el uranio, dañando los suelos aledaños e incapacitándolos para su producción agrícola y animal, lo que representa un gran impacto social dentro de las comunidades cercanas a las minas.

Los materiales radioactivos y ácidos utilizados para extraer y procesar las tierras raras contaminan las fuentes de agua cercanas a la mina, causando enfermedades en los seres humanos y animales que las consumen. Además, los cráteres creados para su producción generan un gran impacto visual, pudiendo disminuir la vistosidad de un paisaje entero.

Las calderas construidas se mantienen abiertas aún después de terminar con los trabajos de explotación debido a los elevados costos que implicaría cerrarlas nuevamente y volver a dejar todo como estaba en un principio. Por esta razón, los contratos no contemplan el relleno de los cráteres, lo que pondría en riesgo la factibilidad del proyecto.

Debido a que la explotación de estos recursos naturales se lleva a cabo en minas a cielo abierto, los polvos generados no pueden ser tratados ni controlados, siendo expulsados directamente a la atmósfera y causando la intoxicación de plantas, animales, aguas y seres humanos expuestos a los mismos.

Las sociedades también se ven negativamente afectadas por la extracción de tierras raras, ya que existe la posibilidad de enfrentamiento entre las grandes empresas mineras y las comunidades que hacen vida diaria cerca de estos yacimientos, bien sea por el control de los mismos o por la defensa del ecosistema en general.

La minería de tierras raras es un desafío complejo pero esencial en la era de la sostenibilidad. Los minerales y elementos que extraemos de la tierra desempeñan un papel crítico en la tecnología moderna y en la lucha contra el cambio climático. Es responsabilidad de la sociedad y los gobiernos garantizar que esta industria evolucione hacia prácticas más responsables y sostenibles. Argentina tiene la oportunidad de liderar este cambio y convertirse en un ejemplo positivo a nivel mundial en la minería de tierras raras.

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