Día de la madre: Mamá - Madre Tierra - Virgen María
“…octubre se llena de flores, en este entretejido de significaciones quizás para reflejar la belleza de la Madre…”
Tercer domingo de octubre, día de la madre en nuestro país.
A través de los tiempos se celebra el reconocimiento a su psicología amorosa y sensible. En cada espacio del universo esta celebración tiene diferentes fechas, pero el mismo deseo: el de honrar a la mujer madre que da la vida. Las primeras se remontan a la antigua Grecia, donde se le rendían honores a Rea, la madre de los dioses Zeus, Poseidón y Hades.
Lo cierto es, que la Madre es la depositaria de la Memoria, de nuestra identidad. En su matriz se engendra el fuego de la vida, el fuego del Amor que no claudica y que enfrenta la muerte.
En este proceso de inculturación en nuestro suelo, también Madre adquiere la significación de Pachamama, mujer que da sus frutos, de Virgen María que nos cobija en las penas y alegrías. Múltiples yoes enriquecen su figura en la comprensión espiritual del hombre.
Octubre se llena de flores en este entretejido de significaciones, quizás para reflejar su sensibilidad y belleza. Hablamos del ser madre, de las que saben y supieron defender con altruismo a sus hijos en las hebras del tiempo, en momentos difíciles, de enfermedad y desencantos, de alegría y optimismo.
Madre, sentimiento de fe, de ternura extrema. Si tenemos la suerte de que nos acompañe, que su presencia habite en nuestras vidas. Si nos acompaña en el recuerdo, que siga siendo la estrella amorosa que nos guía.
Que las madres del mundo sientan el inefable Amor por los hijos, y de sus hijos, por todos los varones y mujeres, raíces de Vida.
Que nosotras, madres, podamos ser testimonio de Amor.
¡Felicidades, mamás!
ESPERANZA
Ya las flores nos pintan la ternura
de este octubre
y la otra Madre nos aroma
y en un rosario de miradas
nos hallamos
vulnerables,
enraizados
indelebles
las abuelas con sus manos de harina
las bisabuelas con su piel de jazmines
y tu presencia
madre
ardorosa de esperanza
y los hijos
obstinados en el retorno
Y yo dejo que mis dedos
una a una
recorran esas cuentas
y les den forma
/en suave rezo/
de un tiempo empecinado
desbordado de ansiedades
mientras tanto
un ángel
nos contempla
trasnochado
de nostalgia
Susana Quiroga