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Deudas vs Financiamiento: Tips para mantener las finanzas en orden

En un contexto de elevada incertidumbre, donde la inflación y la limitación del acceso al crédito, en combinación con el aumento de la tasa de interés cada vez más familias destinan una mayor proporción de sus ingresos al pago de deudas, por lo que resulta fundamental una adecuada planificación para mantener las finanzas en orden.

Según últimas publicaciones estadísticas (argentina.gob.ar), las deudas de los hogares, en lo que va del periodo del 2003 al 2021, ascendieron de un 35% al 62% según informes de la encuesta de hogares permanente (EHP) y el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) como porcentaje del PBI, donde aproximadamente 13,4 millones de personas se encuentran endeudadas. En gran parte debido a la falta de trabajo producto de la pandemia de los últimos años y la caída en la actividad económica.

Los sectores que peores condiciones de acceso al crédito tienen, son los hogares de bajos ingresos, ya que, al no estar bancarizados, deben recurrir a otras fuentes de financiamiento, como préstamos por Mercado Pago, financieras o plataformas no bancarias de crédito, donde las tasas superan los 295% TNA en la mayoría de los casos.

Es por ello, que se le recomienda a estas personas, que, al momento de obtener un crédito personal, analicen no solo la tasa nominal anual (TNA), sino otros costos, como ser los famosos “costos ocultos”; entre ellos impuestos y sellados y gastos administrativos, y, preferiblemente canalizar el financiamiento por medio de una institución bancaria o préstamos de ANSES, regulados por el Banco Central de la República Argentina, poniendo un tope a la tasa máxima sobre algunos tipos de financiamiento que pueden cobrar los bancos. Citando, por ejemplo, el pago mínimo de la tasa de tarjeta de crédito es del 77% TNA, a comparación de la de un préstamo personal, que ronda el 92% TNA. Dando como resultado la conveniencia de endeudarse con la tasa del pago mínimo de la tarjeta de crédito frente a crédito personal, en el contexto que hoy vive el país.

Las empresas a diferencia de las personas, si pueden acceder a líneas de financiamiento subsidiadas para inversión o para capital de trabajo como ser pago de sueldos, compra de insumos, etc. Donde se les recomienda, su uso eficiente de deuda, siempre que la rentabilidad de la misma, esté por encima del costo del uso de la deuda, y en las proporciones adecuadas, lograra que la empresa crezca.

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Foto: Google

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Para hacerlo correctamente hay que tener en cuenta el momento del ciclo económico de la empresa y el impacto en los estados financieros de la financiación que se va a utilizar.

A pesar de la diversidad de productos y canales de financiación disponibles, todos ellos se pueden clasificar en dos grandes grupos de tipología de financiación, deuda o capital, con un impacto muy diferente en los balances y la valoración de la empresa, donde ambos son perfectamente válidos para financiar la actividad de la empresa, pero tienen grandes diferencias e implicaciones a la hora de su repago.

Finalizando así, que endeudarse no es igual a financiarse, uno tiene una finalidad de un tipo de inversión para así obtener más beneficios, por ejemplo la compra de una maquinaria para que el proceso de producción múltiple la cantidad de productos terminados, y por otro lado, el endeudamiento es el efecto que se producirá a lo largo de la vida del periodo de repago de dicha financiación. Básicamente por medio del apalancamiento financiero logramos invertir más dinero del que realmente tenemos y así obtener más beneficios, y más aún en un contexto inflacionario donde las deudas se licuan por la pérdida de poder adquisitivo de nuestra moneda. En un contexto de elevada inflación, donde se proyecta una inflación superior al 120% anual, tomar deuda a una tasa del 65 o 70%, resulta beneficioso, ya que la tasa es negativa respecto a la inflación.

Entonces tal vez, estimado lector, se esté preguntando si conviene o no tomar algún tipo de financiamiento, y sobre todo cuando sería conveniente hacerlo. Y la respuesta a esto es que es necesario contar con un plan de capital bien formulado donde permita pronosticar las necesidades de fondos de antemano, y pueda servir como una herramienta sumamente valiosa para determinar cuánto respaldo financiero necesitará y para cuándo. Además, genera un tiempo adicional para explorar todas las fuentes posibles para obtener los fondos y negociar las condiciones más favorables. Antes de solicitar cualquier clase de financiamiento, es clave dedicarle tiempo a la planificación de las necesidades de capital que tiene cada empresa.

Lic. Giovanna Cappiello

Melius Consultora

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