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Cuando el racismo arruinó un Argentina-Brasil, hace 100 años

El 6 de octubre de 1920 las dos selecciones se enfrentaron en un duelo insólito. El diario Crítica publicó una barbaridad sobre la delegación visitante y desató un escándalo que repercutió en la cancha.

  • Si de rivalidades futboleras hablamos, la que existe entre la Selección Argentina y la de Brasil resalta por historia y protagonistas.
  • Esta vez el periodismo fue el encargado de avivar una llama que perdura en la actualidad.
  • “Monos en Buenos Aires. Un saludo a los Ilustres huéspedes”, publicaba un diario sensacionalista de la época.

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En 1920 aconteció uno de los peores capítulos de esa extensa historia, pero a diferencia de la mayoría, no fue por hechos sucedidos dentro del campo de juego. Esta vez el periodismo fue el encargado de avivar una llama que perdura en la actualidad.

Culminada la participación de ambos seleccionados del Sudamericano realizado en Viña del Mar, Chile, entre el 11 de septiembre y el 3 de octubre, ganado por Uruguay, ambos equipos dispusieron enfrentarse en un amistoso en tierras argentinas debido a que los brasileños tenían que hacer escala en el país, previo a regresar a su lugar de origen.

La fecha pactada era el 3 de octubre, la cancha elegida era la de Sportivo Barracas y sería un revival de lo acontecido el 25 de septiembre, por el Sudamericano, cuando Argentina triunfó sobre Brasil por 2 a 0.

Hasta ahí, todo bien. El problema surgió cuando la delegación visitante arribó al país, el día del partido. El diario Crítica -polémico y sensacionalista periódico de la época- cometió un vergonzoso acto de racismo en una de sus publicaciones.

Dentro de sus páginas tenía un recuadro en el que le daba la bienvenida a los brasileños, cuyo título era el siguiente: “Monos en Buenos Aires. Un saludo a los Ilustres huéspedes”. No solo eso, la ilustración que lo acompañaba era una serie de monos vestidos con la camiseta verdeamarelha.

La lluvia postergó el encuentro por tres días, lo que dio tiempo a que semejante hecho de racismo llegara a manos del plantel brasileño. Todos se dirigieron hacia el edificio en el que funcionaba el diario -situado en Sarmiento 800- e increparon, con razón, al periodista uruguayo Antonio Palacio Zino -autor de la caricatura- y al dibujante Diógenes Taborda con la intención de que se rectificaran.

No únicamente por el título y la ilustración, sino porque en el cuerpo del artículo rezaban más enunciados racistas. “Ya están los macaquitos en tierra argentina”, iniciaba el texto. El partido se iba a disputar a la tarde y así lo contaba Crítica: “Habrá que prender la luz a las 4 de la tarde”, irónicamente, jugando malintencionadamente con que todos los futbolistas eran de tez negra y no se los vería.

“Si alguna gente nos resulta cómica son los brasileños. Son elementos de color que visten como nosotros y pretenden confundirse con la raza americana, gloriosa por su pasado y grande por tradiciones”, decía en otro fragmento de la nota.

Por aquel hecho racista los jugadores Telefone, Rodrigo, Japonés, Junqueira, Fortes y Zezé se negaron a jugar y decidieron, en cambio, salir a pasear por la calle Florida. El resto hizo caso omiso a los agravios y se presentó por respeto al público y a la causa del amistoso -era en beneficio para ayudar a un asilo de huérfanos-, pero con su limitado plantel no llegaban a juntar 11 futbolistas. Si agregaban a Oswaldo Gómez, jefe de la delegación, sumaban siete.

Llegó el 6 de octubre y los brasileños salieron al estadio de Sportivo Barracas. A los siete anteriormente mencionados, se le agregaron cuatro jugadores argentinos que fueron a presenciar el partido. El público -había alrededor de 5000 espectadores-, apenas comenzado el encuentro, se percató de la situación y empezó a tirar a la cancha todo lo que tenía a mano. “Querían ver fútbol internacional, para eso habían pagado su entrada, no para ver al 4 de Chicago”, escribió La Nación al día siguiente.

El partido se terminó jugando siete contra siete, en dos tiempos de 30 minutos. Argentina se impuso sobre Brasil por 3 a 1, con dos goles de Raúl Echeverria (Estudiantes de La Plata) y uno de Fausto Lucarelli (Banfield). El cotejo, que tuvo lugar exactamente hace 100 años, es reconocido como oficial por la AFA, pero no por la FIFA ni por la federación brasileña.

Racismo y fútbol, combo ideal para la conveniencia política

Epitácio Pessoa, por entonces presidente de Brasil, no se enteró de la situación. Sin embargo, como buen político, se informó al respecto y lo utilizó para su beneficio al año siguiente.

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En 1921 se disputó la Copa América en Argentina. Pessoa, que por su cargo era presidente de honor de la federación brasileña, dispuso irónicamente -para ganar amigos y votantes- que como en el país llamaron monitos a los jugadores brasileños, "al campeonato no vayan más que jugadores que sean rigurosamente blancos”.

Como es usual, para bien o para mal, lo que ocurre en el fútbol repercute en lo diplomático.

FUENTE: TYC SPORTS

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