Como ha sucedido en distintas localidades donde el signo político dominante cambiará desde el 10 de diciembre, la transición en La Quiaca ha sido más bien un obstáculo en vez de aquel proceso natural de renovación política.
Miguel Ángel Tito atrapado entre críticas y escándalos de corrupción ha blindado la municipalidad, obligando a la nueva administración a trabajar por vías externas.
“A Miguel Tito no lo conozco personalmente, es raro que una persona con más de 30 años de trayectoria política no refleje esa madurez en cuanto a la comunicación. Hemos presentado notas para iniciar un trabajo entre los equipos de transición pero no lo hemos logrado”.
En ese contexto “la no transición” se viene desarrollando directamente en la capital a través de continuos pedidos de informe al gobierno provincial y Tribunal de Cuentas para reconstruir el presupuesto 2020. Gallardo insiste en que las autoridades salientes, por cuestiones (conflictos) de público conocimiento no tienen relación con el Concejo por lo que el presupuesto enviado no tiene razón de ser.
Consultado por la puesta a punto de la Zona Franca minorista, uno de los puntales del cambio de matriz productiva impulsados por el gobernador Morales, el intendente Gallardo sostuvo la necesidad de abrirse al diálogo contemplando a todos los actores y acuerdos involucrados.
“No queremos estar ajenos y somos un espacio que cree en el diálogo abierto, tuvimos acercamientos no solo con el gobierno, también con los pueblos originarios, contemplando su antigüedad en la zona para tratar de llegar a un equilibrio”.
Dentro de la agenda de prioridades “obra pública” aparece como tema inminente a tratar con infraestructura provincial, pues Zona Franca exigirá al máximo los servicios como agua, cloacas, electricidad. Según Gallardo esto evidenciará las deficiencias de la pasada gestión en esta materia, la necesidad de ampliación y financiamiento.