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Textos en homenaje a la docencia

 

 “Vuelo dorado” por J. Joualt

 

“Pescadores” por Manuel de Amores.

 

 

 

 

HIMNO A SARMIENTO

 

- Fue la lucha tu vida y tu elemento;
la fatiga, tu descanso y calma;
la niñez, tu ilusión y tu contento,
la que al darle el saber le diste el alma.
 
Con la luz de tu ingenio iluminaste
la razón, en la noche de ignorancia.
Por ver grande a la Patria tú luchaste
con la espada, con la pluma y la palabra.
 
En su pecho, la niñez, de amor un templo
te ha levantado, y en él sigues viviendo.
Y al latir su corazón va repitiendo:
¡Honor y gratitud al gran Sarmiento!
¡Honor y gratitud, y gratitud!
 
¡Gloria y loor! ¡Honra sin par
para el grande entre los grandes
Padre del aula, Sarmiento inmortal!
¡Gloria y loor! ¡Honra sin par!

 

Corretjer Leopoldo, Barcelona1862- Bs. As. 1941. Director coral y orquestal, autor y compositor.

 

* * *

 

Federico García Lorca

 

CANCIÓN PRIMAVERAL

 

Salen los niños alegres

de la escuela, poniendo en el aire tibio

del abril canciones tiernas.

¡Qué alegría tiene el hondo silencio de la calleja!

Un silencio hecho pedazos

por risas de plata nueva.

 

Federico García Lorca, poeta, dramaturgo y prosista español. Perteneció a la generación del 27, fue el poeta de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo XX. 1898-1936.

 

* * *

Madre Teresa de Calcuta

 

ENSEÑARÁS

Enseñarás a volar
pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar,
pero no soñarán tu sueño.

Enseñarás a vivir,
pero no vivirán tu vida.

Pero sabrás que cada vez que ellos
vuelen, piensen, sueñen, canten, vivan...
Estará la semilla del camino
enseñado y aprendido.

 

Madre Teresa de Calcuta, monja católica de origen albanés naturalizada india. Fundó la congregación de las Misioneras de la Caridad en Calcuta en 1950. Durante más de 45 años atendió a pobres, enfermos, huérfanos y moribundos, al mismo tiempo que guiaba la expansión de su congregación, en un primer momento en la India y luego en otros países del mundo. Fue beatificada por el papa Juan Pablo II.

 

* * *

Gabriela Mistral

 

 

 

LA ORACIÓN DE LA MAESTRA

A César elásq

 

¡Señor! Tú que me enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el nombre de maestra, que Tú llevaste por la Tierra.

Dame el amor único de mi escuela; que ni la quemadura de la belleza sea capaz de robarle mi ternura de todos los instantes.

Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto. Arranca de mí este impuro deseo de justicia que aún me turba, la mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren. No me duela la incomprensión ni me entristezca el olvido de lo que enseñé.

Dame el ser más madre que las madres, para poder  amar y defender como ellas lo que no es carne de mis carnes. Alcance a hacer de una de mis niñas mi verso perfecto y a dejarte en ella clavada mi más penetrante melodía, para cuando mis labios no canten más.

Muéstrame posible tu Evangelio en mi tiempo, para que no renuncie a la batalla de cada día y de cada hora por é1.

Pon en mi escuela democrática el resplandor que se cernía sobre tu corro de niños descalzos.

Hazme fuerte, aún en mi desvalimiento de mujer, y de mujer pobre; hazme despreciadora de todo poder que no sea puro, de toda presión que no sea  la de tu voluntad ardiente sobre mi vida..

¡Amigo, acompáñame! ¡Sosténme! Muchas veces no tendré sino a Ti a mi lado. Cuando mi doctrina sea más casta y más quemante mi verdad, me quedaré sin los mundanos; pero Tú me oprimirás entonces contra  tu corazón, el que supo harto de soledad y desamparo. Yo no buscaré sino en tu mirada la dulzura de las aprobaciones.

Dame sencillez y dame profundidad; líbrame de ser complicada o banal en mi lección cotidiana.

Dame el levantar los ojos de mi pecho con heridas al entrar cada mañana a mi escuela. Que no lleve a mi mesa de trabajo mis pequeños afanes materiales, mis mezquinos dolores de cada hora.

Aligérame la mano en el castigo y suavízamela más en la caricia ¡Reprenda con dolor para saber que he corregido amando!

Haz que haga de espíritu mi escuela de ladrillos. Le envuelva la llamarada de mi entusiasmo su atrio pobre, su sala desnuda. Mi corazón le sea más columna y mi buena voluntad más  oro que las columnas y el oro de las escuelas ricas.

Y, por fin, recuérdame desde la palidez del lienzo de Velásquez, que enseñar y amar intensamente sobre la Tierra es llegar al último día con el lanzazo de Longinos de costado a costado.

 

De Desolación, Austral, Bs. As. 1960

 

Gabriela Mistral, poeta chilena. Obtuvo en 1945 el Premio Nobel, se le otorgó por primera vez a una figura de las letras de América de habla española. 1889-1957

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