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Poemas sobre caminos, cuarta parte

ALBERTO ALABÍ y O.A. BERENGAN

 

 

Dos poetas,  ALABÍ  Y BERENGAN hablan de una de las costumbres más singulares de Jujuy, ambientada en Casabindo. Costumbre histórica y religiosa, al mismo tiempo, EL TOREO DE LA VINCHA.

El uno jujeño, Alberto Alabí, el otro O. A. Berengan que hizo de Jujuy su lugar de estar. Comprometidos con la escritura transitan el camino impregnados de la pasión de escribir.  En esta ocasión presentamos poemas donde cantan esta significativa  costumbre de Jujuy: el Toreo de la vincha de Casabindo  que se realiza el 15 de agosto para honrar la Asunción de la Virgen María.

Herencia de la época del Virreinato del Río de la Plata y de la cultura y raíces españolas, es la única fiesta taurina que existe en la República Argentina. En ella no se lastima al toro, sólo hay que quitarle una vincha El ritual dice que quien logre quitarle la vincha al toro debe ofrendársela a la Virgen. Se realiza desde 1700, donde hombre y bestia se asocian en un juego donde no se busca la sangre sino a una vincha que es un trofeo.  

Este toreo  refleja las ansias de libertad de un pueblo, simbolizado en un joven cacique que se sublevó contra los españoles.

Alberto Alabí y O.A. Berengan, se inspiran en el Toreo de la vincha de Casabindo para componer sus poemas: Casabindo y  El promesante de Casabindo, respectivamente.

 

ALBERTO ELÍAS ALABÍ

 

 

Alberto Elías Alabí en este poema se adentra en la historia del toreo personificado en Quipildor Tabarcachi que ofreció su vida a la Virgen. El autor toca la emoción del lector con su logrado manejo del romance épico lírico y un lenguaje pleno de imágenes estéticas.

 

CASABINDO

Casabindo de los toros

para agosto se engalana,

enflora su sola calle

con sólo una flor lozana

porque no tiene arvejillas

Casabindo ni retamas;

la Virgen de la Asunción

es la única flor que cuaja

y el pueblo quiere lucirla

en el ojal de la plaza.

Todos los quince de agosto

florece una rosa blanca

(brote injertado de amor

que prendió en la Pachamama)

Casabindo de los toros,

fiesta dulce, historia amarga.

Todos los quince de agosto

a la Virgen agasaja

y recuerda a Tabarcachi

que Quipildor se llamaba

o Pantaleón en la lengua

de curas, no de curacas

porque teniendo diez años

con los primeros estaba.

Su padre, que era el cacique,

de pequeño allí lo enviaba

a que tomara la ciencia

de las Escrituras Santas.

Y allí pasó Pantaleón

muchos años de su infancia.

Al cabo, volvió a su tierra

y lo que ve no le agrada

pues los hombres de su pueblo

ya no cultivan, trabajan

los socavones del oro

que presto parte hacia España.

Y lo desborda la furia

y la cólera ya manda

y ya denuncia y ya increpa

y lo acusan y demandan

y Quipildor Tabarcachi

es sentenciado a la plaza

a expiar con los toros bravos

su osadía y pertinacia.

Justo en un quince de agosto,

día de la Virgen Santa,

Quipildor está parado

en el medio de la plaza;

no lleva traje de luces,

no trae capa ni espada;

su montera es una vincha

con soles de plata plata,

ha decidido morir

con los signos de su raza.

Un pérfido mayoral

no soporta tal templanza

y pide que cuatro mozos

acudan a su ordenanza:

le quita vincha y monedas,

corona al toro con ambas,

deja desnudo al valiente

-cree que sin esperanza-

mas con el último aliento

avanza el torero, avanza,

enfrenta a la bestia negra,

que lo mide y no lo ataca

sino que humilla los cuernos

y los detiene a una cuarta

de la mano que se acerca

firme, valiente y pausada

a rescatar decidida

el cetro de entre las astas.

Luego llega hasta la Virgen

que han entronado en la plaza

y se aclaraba la voz

para dejar su plegaria.

Así reza Quipildor,

así dicen que rezaba:

“Señora de la Asunción,

Doncella de las heladas,

Curadora de la hacienda,

Madre y Reina soberana,

a vos te ofrezco estos dones:

vincha, monedas de plata

y humilde vuelvo a tu amor

porque me has salvado el alma”.

Deja a los pies de la imagen

la dote recuperada

y mira a su Salvadora

como se mira a una santa.

La furia del caporal

-jamás debió de olvidarla-

aguija un toro astifino

de pitones como espadas

que se alza en carrera loca,

(viaja la muerte en las guampas)

lleno de ardor y bravura,

cruza furioso la plaza

y moja sus dos puñales

en la espalda arrodillada.

Casabindo de los toros,

fiesta dulce, historia amarga

que cada quince de agosto

evoca, ¡y no lo evocara!

a Quipildor Tabarcachi,

el torero sin espada,

el que con capa de rezos

y con pases de plegarias

por mirar la luz de frente

no vio la sombra a su espalda.

 

Alberto Elías Alabí, escritor, profesor universitario, nació en 1959. Publicó: “Bitácora del Aire”, 1995, cuentos; “Manual para ya no Amar tanto la Patria”, 2002 novela; “Traiciones y Fugas”, 2006, cuentos. Obtuvo numerosas distinciones por su obra: Primer lugar en el Certamen Internacional de Cuento Visceralia 2006; Tercera Mención Premio Federal Cuento 2000; Mención de Honor del Jurado Premio Federal Poesía 2003 del Consejo Federal de Inversiones; 2o Premio III Concurso Provincial de Teatro 2004; Premio Artes y Letras en 1992, 1993 y 1995. Colaborador en publicaciones especializadas en Lingüística y Literatura. Actualmente Rector del Colegio Nacional 1, Teodoro Sánchez de Bustamante.

 

* *

O.A. BERENGAN

 

Al decir de Andrés Fidalgo, el poema "Promesante de Casabindo" de O. A. Berengan , “es un Poema Folklórico, porqué es descriptivo de un acontecimiento propio y auténtico, de una región eminentemente rural.”

Nos presenta Oscar Augusto Berengan a un torero promesante argentino, mestizo, pleno de Fe.

 

EL PROMESANTE DE CASABINDO

 

Aquí no hay traje de escamilla y flores,

pasodobles, ni rubias alemanas.

No es la liturgia de rejoneadores,

solo remedo de tardes hispanas.

 

Aquí es el coraje y los sinsabores,

de un hombre argentino que en las mañanas,

al viento, la arena y todos los rigores,

tose sus viejas hambrunas, indianas.

 

Su fe mestiza enciende a aquellos ojos,

que buscan emoción, alucinados,

de Sangre y Arena , la versión barata.

 

Otros hay, ponderando sus arrojos

por librar de  una huampas afiladas,

para su Virgen, la vincha de plata.

 

Casabindo - Jujuy – 9/ 1984.

“Sangre y Arena”: Película protagonizada por Rita Hayworth

*Huampa: Cornamenta

 

Oscar A. Berengan, poeta, escritor y músico. Publicó en poesía, “Variaciones para guitarra en celo”, 1996; 2005. Premios: Faja de Honor SADE, 1997 y Premio Estímulo a la Producción Literaria de la Secretaría de Cultura de la Nación, 1999. Narrativa y ensayo: “El Precio”, cuentos, 1991, Atahualpa Yupanqui “El Andar y el Camino Poético”, ensayo, 2003;  2006. Como Músico, es compositor e intérprete de guitarra y como investigador del cancionero anónimo de Sudamérica, ha dado recitales didácticos en la Universidad Nacional de Salta y de Jujuy; Casa de la Cultura de La ciudad de Sucre, Bolivia.

 

 

 

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