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La UE defiende su acuerdo con Turquía y pega el portazo a los refugiados

En medio de advertencias y del abierto malestar de Turquía, la Unión Europea (UE) defendió este domingo el acuerdo sobre Migraciones que firmó con ese país hace un año para frenar la llegada de decenas de miles de refugiados e inmigrantes por semana y pidió que se cumplan los compromisos asumidos.

Luego de la reciente crisis diplomática entre Turquía y varias potencias europeas, como Holanda y Alemania, el gobierno de Ankara comenzó a amenazar con suspender el acuerdo y recordó que la UE aún no cumplió con ninguno de sus compromisos, especialmente la eliminación de visados para ciudadanos turcos que quieran viajar a Europa y la reactivación de la candidatura del país para ingresar al bloque regional.

La Comisión Europea (CE), una suerte de Poder Ejecutivo de la UE, evitó este domingo responder a estas críticas y sólo se concentró en destacar que ya se asignaron 2.200 millones de euros de los 3.000 millones prometidos.

"El total asignado para gastar en marco de ayudas a refugiados en Turquía en acciones humanitarias y no humanitarias es de 2.200 millones", informó este domingo en un comunicado la CE.  Sin embargo, en concreto, hasta ahora sólo se giraron a Turquía 777 millones.

Pese a que la UE no ha conseguido el apoyo necesario de sus miembros para avanzar en lo prometido, sigue reclamándole que mantenga el acuerdo migratorio.

El interés de la UE se explica fácilmente por las cifras del último año. Desde que el acuerdo entró en vigencia, la llegada de refugiados e inmigrantes a las islas griegas desde el sur de Turquía, una de las dos principales vías de ingreso en el mar Mediterráneo, se redujo en un 98%: pasó de 10.000 en octubre de 2015, en el punto más álgido de la llamada crisis de refugiados, a 43 el mes pasado, según el último informe de la CE publicado a principios de mes.

Al mismo tiempo, el número de personas fallecidas en la ruta del Egeo cayó de 1.100 en 2015 a 70 en el último año.

No hay dudas de que el acuerdo migratorio con Turquía redujo dramáticamente el flujo de personas que llega por esa ruta; sin embargo, para las organizaciones defensoras de derechos humanos presentes en Europa el acuerdo terminó de condenar a miles de refugiados e inmigrantes a una muerte segura o condiciones de detención inhumanas en Grecia, principal punto de entrada al bloque.

Con el cierre de la ruta desde Turquía, crecieron los cruces a través del centro del Mediterráneo, desde la caótica y violenta Libia, una travesía mucho más peligrosa y cara que la del mar Egeo, en la parte oriental de la cuenca mediterránea.

Prueba de ello, fue que las muertes en el Mediterráneo se mantuvieron muy altas en 2016, pese al acuerdo con Turquía.

El Centro de Análisis de Datos de la Oficina Internacional de las Migraciones (OIM) advirtió recientemente que casi 5.100 migrantes murieron en el mar Mediterráneo, lo que representa dos de cada tres víctimas fatales de los flujos migratorios en el mundo entero.

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