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La “Casa Blanca” de Altos Hornos Zapla

Para los hinchas de Zapla es eso y mucho más. Una historia que nació con orígenes humildes, cuando en los torneos internos de la ex “Fabrica Militar”, los obreros disputaban partidos  con gran entusiasmo.

En ese tiempo estaban Pastor Caro y el inolvidable Coronel Emilio Fabrizzi, quienes al verse contagiados por las bondades futbolísticas  de los muchachos, decidieron formar el club “Defensores de Forestal”. La idea era participar en los torneos de la Liga Jujeña de Futbol, por lo que los sueños fueron creciendo, hasta obtener su espacio en inmediaciones de los barrios 9 de Julio y Loyola. Los altos sueños, tuvieron como objetivo tener su propia cancha de futbol, basquetbol, pileta de natación, cancha de bochas, obras que con el paso del tiempo se hicieron realidad palpable.

Por ello con el tiempo, sus socios e hinchas supieron siempre jactarse ante su clásico rival Gimnasia y Esgrima, de tener mas instalaciones que su enemigo futbolístico. Lo que en rigor, es verdad, si comparamos los logros edilicios de los dos tradicionales equipos  a través de los años. En tanto el equipo de futbol concurre a disputar partidos al “Centro siderúrgico”, que ya se denominaba “Zapla”.  Apareció en escena el Ingeniero Coluchi, un amante del futbol, cuyo anhelo era que su institución llegara lo más  lejos posible en este deporte.

Corrían los años 60 cuando este visionario dirigente trasladó el club de Forestal a la ciudad,  ya bajo la denominación de Asociación Cultural y Deportiva Altos Hornos Zapla.  Así se iniciaba la gran historia del conjunto “merengue”, llamado así por su similitud por la indumentaria que usaba el Real Madrid de España.

En esa década del 60, comienza su gran historia, con jugadores de la talla del “Loco” Testa, Zamudio, “Cua Cua” Herrera, Reinoso, Callejo, “Hacha” González,  Ludueña,  Roberto Villagra, “Chingolo” Bepre… En el 60, luego de ascender, de inmediato sale campeón  de la Liga jujeña.

En los 70’ comienza una revolución futbolística, con la llegada de jugadores como el “Negro” Alliers, Caballero, Zapata,  Salazar, “El loco” Marongiu y la vuelta de Roberto Villagra del futbol tucumano. De modo que a partir de la implementación de los Torneos Nacionales, Zapla de la mano del Coronel Emilio Fabrizzi, se lanza con todo hacia el objetivo final.

Hasta allí, la cancha de Zapla (consta en las fotos de aquel momento) solo era el palco actual  y un pequeño sector de plateas. Pero cuando Zapla – luego de varios intentos – pudo llegar al nacional de los años 70, se vio en la necesidad de armar un estadio acorde al magno acontecimiento de un Torneo Nacional.

Fue entonces que con el aporte de los empleados y obreros de la fábrica, se comenzó la construcción del estadio, como si tratara de las pirámides de Egipto. Los obreros le cedían al club dos horas fuera de sus turnos de trabajo;  los que sabían soldar lo hacían, los albañiles trabajaban en lo suyo y así, cada uno con su aporte. Una lucha contra el tiempo, pero con el sueño de convertir el estadio en un verdadero coloso de hierro y cemento, para que Zapla recibiera en casa a los ilustres visitantes del país.

Además se construyeron cabinas de transmisión,  se cambió el alambrado olímpico y más tarde las torres de iluminación. El campo de juego, fue una verdadera obra de ingeniería, de forma “bombé” para que el agua cayera por los costados,  más el sistema de aspersión,  que fue obra del personal de mantenimiento del Club Atlético Vélez Sarfield  de Buenos Aires.

Eran tiempos de bonanza,  por eso nada detuvo los ideales del Coronel Fabrizzi  y  a los simpatizantes de la casaca “merengue”.

En lo futbolístico,  Zapla contrató a José Yudica y con él llegaron nuevos jugadores, que pasaron a los gratos recuerdos de sus hinchas. Así arribaron, Coronel, Diplácido, Romero, “Pancho” Ferraro, Sánchez, Cristofanelli, Andreuchi, Feito, Meija, Caputo, el “Toro” Raffo, Confesor, Luñiz, “Motoneta Gómez, Baigorria…

En el año 74, integra la zona con River Plate, Newell’s, Argentinos Juniors, Talleres de Córdoba, Jorge Newbey de Junín, Central Norte de Salta, Gimnasia de la Plata e Independiente Rivadavia de Mendoza.

En la “casa blanca”, más tarde llamada con justicia “Estadio Coronel Emilio Fabrizzi”, sucedieron muchas cosas como para recordar a todos, lo que Zapla aportó a la historia de nuestro futbol.

Con tantas participaciones en los certámenes nacionales, basta con decir que pasaron los más grandiosos  equipos como  Newell’s del 74, campeón Metropolitano, al que Zapla le ganó 2 a 0). Otro grande que piso el césped de Zapla fue Talleres de Córdoba, oportunidad en que el estadio “reventó”  con la multitud de hinchas cordobeses y jujeños.

Mucho se recuerda también un campeonato Regional en el que llegaron a la final, Atlético Ledesma y Central Norte de Salta. Había que jugar en cancha neutral y el escenario fue el estadio de Zapla; ese día las tribunas eran mitad rojo y la otra mitad del “Cuervo”.

Por si todo eso fuera poco, la cancha del “merengue” fue pisada por los más grandiosos jugadores que dio el futbol Argentino, como Diego Maradona, Enrique Bochini, Norberto Alonso y una lista interminable.

Por eso, cuando se habla de la cancha de Altos Hornos Zapla, hay que hacerlo con respeto y honor. Porque detrás de esa obra, hay una historia que respalda el orgullo de un estadio que es como un elefante blanco que despierta, con la fuerza del acero y con el cemento, que es la piel de los hinchas “merengues”. Señores, ¡Bienvenidos a la “casa blanca”!

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