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Los días del “Chapo” Guzmán tras las rejas

Sus abogados aseguran que a poco más de mes y medio de haber ingresado a la prisión más brutal de EEUU, el narcotraficante ha pasado por una transformación que es notoria, incluso, en su físico.

"Bien no la está pasando", así respondió Mariel Colón, una de los abogados del narcotraficante mexicano Joaquín "El Chapo" Guzmán Loera ante los cuestionamientos sobre cómo se encontraba su cliente.

Colón, quien se ha distinguido por su cercanía con Emma Coronel, esposa de Guzmán Loera, señaló que al igual que el resto de los presos que se encuentran en la prisión federal Florence ADMAX de Colorado, su rutina diaria es pasar 23 horas en su celda y después salir una hora a una jaula en la que toma sol y aire fresco.

Aseguró que el aislamiento en el que vive ha repercutido en su estado de salud, "se ve mucho más flaco, un poco más apagado", describió Mariel Colón, quien hace dos semanas visitó al narcotraficante en la cárcel. Notó que además de estar bajo un régimen de confinamiento, su visión disminuyó considerablemente, según señaló a la cadena Univision.

Guzman Loera llegó a la prisión de máxima seguridad el 19 de julio luego de haber sido sentenciado a cadena perpetua y 30 años adicionales por haber traficado drogas a Estados Unidos durante más de dos décadas.

"Se pasa todo el tiempo en aislamiento, nadie habla español, los guardias no hablan español, así que se le dificultan muchas cosas", afirmó la abogada, una de ellas fue el pedir lentes para leer, pues por más que lo intentó, nunca le entendieron.

"En un mes y medio empeoró bastante su vista, no es que esté ciego, pero ve borroso. No puede leer. Necesita lentes (…) No había podido atenderse porque no habla inglés y no pudo pedir un oculista hasta que yo fui", expresó Colón.

"Asumo que fue por las presiones, las tensiones. Puede estar quizás relacionado con el impacto que tiene el aislamiento cotidiano en los presos. El estar en una celda 23 horas al día, sin ver la luz del sol, eso te afecta muchísimo la vista. Porque los presos que están así no pueden usar la vista de larga distancia pues siempre están en un 'cubo' y eso les afecta", agregó.

En otra ocasión intentó pedir un corte de cabello en la peluquería de la prisión, pero, como no lo entendieron, le raparon la cabeza.

Colón expresó que las condiciones impuestas al que fuera el narcotraficante más buscado del mundo son "mucho más duras" a las que tenía en la prisión de Manhattan, en Nueva York en la que había permanecido desde enero de 2017 luego de haber sido extraditado desde México.

En esa cárcel, el narcotraficante se quejaba de constantes ruidos que no lo dejaban dormir, dolores en los oídos, el frío, la falta de agua embotellada y de visita conyugal. Las únicas personas que podían visitarlo eran sus abogados.

Sin embargo, en la nueva prisión, Guzmán Loera perdió los pocos privilegios que pudo haber tenido en su anterior prisión, como el recibir todos los días las visitas de sus abogados. Aunque se ha señalado que desde que llegó a la prisión de Colorado recibió en dos ocasiones llamadas de su madre, además de Colón y Marc Fernich, otro de sus representantes legales, nadie más lo ha visitado, ni siquiera sus gemelas de 7 años, las únicas que fueron autorizadas para verlo.

Una de las demandas de la defensa es que se le asignen a su cliente guardias que hablen español y que lo puedan trasladar a una sección de la prisión en la que tenga menos restricciones.

Fuente: Infobae

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