Travesía Cultural | letras |

Poemas de Jorge Calvetti

 

 

Cerro Las Rosas de Maimará.

 

En estos días de agosto dedicados a la Pachamama, qué mejor que reproducir poemas de Jorge Calvetti, en los que la sensibilidad del poeta se traduce en inefable y comprometida belleza. Belleza del paisaje, del hombre norteño, del los propios afectos.

 

 

MAIMARÁ

Este es mi pueblo.
Su nombre quiere decir: “Estrella que cae”.
Hasta aquí llegan pocas noticias del mundo.
Recibo cartas de mis amigos; me dicen que todo marcha bien,

que en algunos países se vive una vida verdadera  y que en otros, la esperanza crece.
yo no sé nada. Me alegro por momentos
Y me encierro otra vez en mi pueblo.

Todo me habla de soledad.
El viento sacude las noches como árboles.
Los mismos pájaros despiertan las mismas mañanas.
El tiempo golpea las casas
Y las casas golpean contra el tiempo.

Aquí he vivido mi infancia.
Era feliz. Ignoraba hermosamente la vida.
La infancia...
Los recuerdos más viejos vagan por la memoria,

como doña Melchora por el pueblo.
Tiene ciento cuatro años. Habla sola, como los recuerdos.
Cuando me ve, me dice: “buenas tardes maestro...”
Aquí estoy,
buscado y dejado y encontrado por el amor.
Pero no creo que pueda hablar de soledad.
Todos tenemos mucho que hacer en el mundo

y no hay tiempo para estar solos.
Es que el futuro está subiendo desde el fondo de la tierra,
Lo veo crecer en mi hijo. Me mira con los ojos de mi hijo.
Sí, ya lo sé. Son hermosos los carnavales y los pájaros

 y la fastuosa inocencia de los pájaros...
Pero sé también que el canto y la alegría y el coraje de muchos amigos

del pueblo están durmiendo en una botella de vino
¡y nosotros tenemos mucho que hacer!
Yo, por lo menos,
Trataré de luchar con mis palabras.
Tengo que decir a mis amigos que no estamos solos y que debemos trabajar para que el mundo sea mejor.
Este pueblo es muy chico.
Un carnavalito puede envolverlo.
El galope de un caballo es demasiado para él.
¡Qué hermoso sería levantar su estrella

 y llamarnos, con verdad, hermanos en un mundo sin injusticia!

Mi pueblito es muy chico.
Así deben ser todos los pueblos chicos del mundo.
Por la calle de mi casa veo pasar la vida;
La desgracia, el amor, la humildad, los borrachos...
Pero creo que nadie piensa en nadie.
Nadie sale de sí mismo.
Todos, casi todos, están ahogados en ellos mismos

y es necesario cambiar.

Aquí todo sigue siempre igual...
Si subiera a las cumbres, estoy seguro, vería pasar los años

como esos perros que acezando y husmeando el miedo pasan

interminablemente ocupados en sus sensaciones

y eso no puede ser, ¡no puede ser!

 

Pertenece a “Solo de muerte”, recibió el premio  FONDO NACIONAL DE LAS ARTES, año 1974.-

 

* *

 

A UNA MUJER DEL NORTE

 

Vaso de soledad. Serrana mía

del hablar lento, y el querer tranquilo,

ala de luz iluminando el día

para mi corazón último asilo.

 

Cauce  para mi voz, cálido nido

de un corazón ardiendo de alegría;

copla de ciego, rosa sin olvido,

encendida ilusión y amiga mía...!

 

Mujer del Norte, altiva y silenciosa,

del capricho tenaz y ahogado grito,

de los ojos de paz donde se posa

con un cauto ademán, el infinito.

 

Pausa del infinito, quiero verte

entre vientos de amor, alta y callada,

vida que te me vas sin detenerte

hacia el lejano fin de tu mirada…!

 

De “Libro de Homenaje”, 1957.

 

Jorge Calvetti publicó en poesía: ‘Fundación en el cielo’ (1944), ‘Memoria terrestre’ (1948), ‘Libro de homenaje’ (1957), ‘Imágenes y conversaciones’ (1966), ‘La Juana Figueroa’ (1968), ‘Solo de muerte’ (1976). En narrativa: ‘Alabanzas del norte’ (1949), ‘El miedo inmortal’ (1968), ‘Escrito en la tierra’ (1993), ensayos: ‘Juan Carlos Dávalos’ (1957), ‘Genio y figura de José Hernández’ (1973, en coautoría con Roque Raúl Aragón).

 

Temas

Dejá tu comentario