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Colombia investiga 57 casos de pederastia en la iglesia católica

Recientemente el arzobispo de Cali debió pedir perdón público a cuatro víctimas de abuso sexual de un sacerdote condenado a 33 años de cárcel.

En Colombia hay abiertas actualmente 57 investigaciones contra sacerdotes de la iglesia católica por abuso sexual a menores de edad en la Fiscalía de la Nación, según conoció Blu Radio. El último caso conocido fue el de cuatro víctimas en Cali por las que el arzobispo de la ciudad debió pedir perdón público.

Las investigaciones están relacionadas con hechos ocurridos entre 2002 y 2018, según las cifras que entregó el ente acusador a la emisora. La mayoría de los casos están concentrados en el departamento de Antioquia (26,3%), el resto están repartidos en 18 regiones más del país.

La mayoría (71,1%) de estas investigaciones se encuentran en proceso de juicio o indagación, por lo que aún no se ha expedido una sentencia condenatoria. Pero las estadísticas evidencian un panorama desolador para las víctimas que se atreven a denunciar a la alta institución del catolicismo. Pues son pocos los casos que terminan en justicia.

De acuerdo con las cifras conocidas por Blu Radio, el 13,3% de los procesos fueron archivados porque no se encuentran pruebas suficientes para condenar a los sacerdotes implicados. Y solo el 4,4% de las acusaciones de violación a menores de edad tuvo sentencia absolutoria. Hasta el momento solo el 11,1% tuvo sentencia condenatoria.

El último caso de pederastia más sonado en Colombia fue el de cuatro niños, entre ellos dos hermanos, que decidieron denunciar a William de Jesús Mazo, sacerdote de la parroquia de Nuestra Señora de la Candelaria del barrio Alfonso Bonilla Aragón, en el humilde sector del Distrito de Aguablanca al oriente de Cali, quien abusó sexualmente de ellos en 2009.

El sacerdote Mazo fue encontrado culpable y sentenciado a 33 años de prisión, la pena más alta que Colombia ha impuesto hasta el momento a un sacerdote acusado de pederastia. El Juzgado 22 Penal del Circuito también ordenó a la Arquidiócesis de Cali pedir perdón público a las víctimas, que hoy tienen entre 20 y 22 años de edad, por las violaciones y el dolor proferido.

Diez años después de los crímenes y de luchas judiciales, el arzobispo de Cali, Darío de Jesús Monsalve, presidió una misa acompañada por 90 sacerdotes para las familias de las víctimas, quienes decidieron no asistir a la ceremonia porque no es la reparación que esperaban y alegan que el perdón que les ofrecieron fue por obligación y no con intención real de sanar las heridas provocadas.

Según explicó al diario El Tiempo el abogado de las cuatro víctimas, Élmer Montaña, los niños y sus familias sufrieron una persecución de la iglesia en la década que duró el proceso judicial. En primer lugar, menciona que el argumento de la iglesia siempre fue que los menores mentían debido a la mala educación que recibieron de sus padres y a que eran viciosos, y aunque se comprobó lo contrario, nunca pidieron perdón por esas declaraciones.

Además, el abogado contó al diario nacional que la iglesia dispuso a una psicóloga para que se entrevistara con las víctimas, y en las sesiones las amenazaba para que no continuaran con el proceso. "Les decía que el proceso era una cruzada contra la Iglesia, que ellos iban a ganarse el infierno, que estaban en manos de un abogado ateo, (…) que ellos iban a perder el caso y que iban a terminar en la cárcel", dijo Montaña.

El abogado dice que hay al menos 20 víctimas más del sacerdote Mazo, pero que decidieron no denunciar por miedo a represalias. Y denunció que el arzobispo Monsalve le ofreció dinero para que abandonara los casos. "La Iglesia se defiende más como una empresa que defiende su buen nombre y trata de evitar que se haga daño a una reputación, que una Iglesia interesada en exterminar la pederastia en su interior", alegó a El Tiempo.

Montaña también comentó al diario nacional que debido a la persecución, las familias tuvieron que abandonar el barrio, solo se quedó una porque tienen vivienda propia. Sobre las víctimas, dijo que uno trabaja como mensajero en Ecuador, otro está estudiando en Pasto, otro trabaja como contratista en la Alcaldía de Cali, y otro no ha superado problemas emocionales por el abuso que sufrió.

 

Fuente: Infobae.

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